En noviembre pasado se cumplieron 29 años de uno de los crímenes más oscuros en la historia de España.
La noche del viernes 13 de noviembre de 1992, las adolescentes María Deseada Hernández Folch (Desirée), Miriam García Iborra, ambas de 14 años, y Antonia Gómez Rodríguez (Toñi), de 15, desaparecieron mientras se dirigían a la discoteca Coolor.
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Las niñas salieron de sus casas en el municipio valenciano de Alcàsser para ir al recinto, que estaba ubicado en la localidad vecina de Picassent, consignó el diario electrónico El País.
Como no tenían vehículo, las tres jóvenes optaron por viajar ‘a dedo’ para movilizarse. Tras llegar a una gasolinera, fueron recogidas por Antonio Anglés y Miguel Ricart, quienes se ofrecieron a acercarlas.
El 27 de enero de 1993, setenta y cinco días después de su desaparición, dos apicultores encontraron sus cadáveres semienterrados en una fosa en el barranco de La Romana, un sitio de difícil acceso, próximo a la localidad de Tous.
El terrible hallazgo, y el conocimiento posterior de las vejaciones a las que fueron sometidas, conmocionaron profundamente a la sociedad española.
Tal fue el impacto, que Netflix estrenó en 2019 el documental El caso Alcàsser, que examina en detalle lo ocurrido.
Dos criminales y uno aún continúa prófugo
Las investigaciones posteriores determinaron que las menores de edad, que nunca llegaron a la discoteca, fueron secuestradas, violadas, torturadas y asesinadas.
Los cadáveres se hallaron envueltos en una alfombra, en el interior de una fosa de grandes dimensiones que había sido excavada para ese fin.
En el sitio del suceso fue encontrada una receta médica a nombre de Enrique Anglés, que había sido atendido de sífilis meses antes, informó el sitio de noticias Infobae.
El documento, que resultó ser del hermano de Antonio, se convirtió en una pieza clave para identificar a los sospechosos.
Las investigaciones policiales apuntaron a que el triple crimen fue cometido por Antonio Anglés y Miguel Ricart, de 26 y 23 años en ese momento.
El primero, considerado el presunto autor material de los hechos, huyó en el mismo momento en el que las fuerzas de seguridad procedieron a su localización. Aunque la búsqueda fue incesante, el sujeto aún se encuentra prófugo.
En cambio, Ricart, quien terminó confesando los crímenes, fue detenido, juzgado y condenado a 170 años de prisión, de los cuales solo cumplió 21, gracias a un cambio en la legislación penal española.
En el fallo que condenó a Ricart, se dictaminó que Antonio Anglés había sido el culpable principal del triple crimen, pero su paradero sigue siendo un misterio.