La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define a la etología como “parte de la biología que estudia el comportamiento de los animales”, aunque Mabel Pinto, especialista en esta área, ocupa un concepto mucho más amigable.
“Somos como el psiquiatra de la mascota”, dice con humor la veterinaria, diplomada en etología clínica. Y es que son muchos quienes aún no conocen esta rama de la medicina veterinaria, que se encarga de un tema no menor: la conducta de los animales.
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“La etología clínica, que también se conoce como medicina del comportamiento, lo que hace es diagnosticar alteraciones del comportamiento y con eso establecer pronósticos y/o tratamientos”, comenta la profesional a Página 7.
¿Cuáles son las consultas más frecuentes que le toca atender en este sentido? Mabel señala que el manejo de cachorros, para que tengan una conducta estable cuando son adultos, junto con el tratamiento de cuadros de estrés, ansiedad y fobias, entre otros.
Sin embargo se detiene en un punto no menor: la ansiedad por separación que ha generado la pandemia y que se ha intensificado en esta etapa post cuarentena.
“La pandemia, más que cualquier otra cosa, los llevó a tener problemas conductuales de distinto tipo”, relata la experta que atiende su propia consulta particular, de manera independiente (@ayudaanimalfeliz en Instagram).
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Respecto a qué puede desencadenar problemas de comportamientos en nuestros peludos amigos, la etóloga afirma que “generalmente a los 6 meses o al año, hay algo que hace cortocircuito, las cosas cambian y las personas lo empiezan a notar“. Pero también hay otros episodios más o menos traumáticos, que podrían generar alteraciones.
“Cuando vas paseando y tienes un mal encuentro. Por ejemplo, que un perro ataque a mi perro, eso también puede desencadenar problemas“, dice la experta, que también trabaja en la clínica Invet de la comuna de Providencia, en Santiago.
Señales a las que hay estar alerta
Pinto, además, entrega algunas señales respecto a cuándo podríamos requerir de un etólogo para nuestras mascotas.
Por ejemplo, plantea que hay que estar atentos a “si mi perro empieza a presentar conductas extrañas que antes no presentaba. Por ejemplo, si en un principio era súper sociables y saludaba a todos, y de repente se empieza a poner medio extraño con algunas personas o con otros perritos”, cuenta.
“O si se pone muy nervioso cuando me alejo de él; o cuando me protege los juguetes y los esconde; o no me puedo acercar mientras come. Esas cosas son alertas en donde uno debería decir ‘algo no está bien’“, asegura Mabel.
Por último, dice que no solo se trabaja con las mascotas, sino que con toda la familia, lo que resulta fundamental para “poder educarlos a todos”, cierra la especialista.