Fue en mayo del año 2014 cuando Cristian Barría abordó a Paola Vega Quezada, chef y profesora de Inacap, en la comuna de Puerto Montt. El sujeto pretendía robarle el celular, pero ella no cedió.

La mujer de 36 años recibió golpes en la cabeza y otras partes del cuerpo, y finalmente perdió la vida al ser atacada con un elemento cortopunzante.

Su familia y cercanos comenzaron a buscarla al notar su desaparición, y hallaron su cuerpo inerte en un cerro ubicado en las cercanías de la población Manuel Montt.

Así, el ladrón pasó a llamarse ‘Chacal de Puerto Montt’, uno de los criminales más macabros que se han visto en el sur de Chile, y su historia fue recreada la noche del jueves en el segundo capítulo del regreso de Mea Culpa.

La Brigada de Homicidios de la PDI de Puerto Montt detuvo al presunto autor confeso del crimen, un joven de solo 28 años.

Medios de la época consignaron que el chip del teléfono que le robó a Paola fue encontrado en el lugar de los hechos, lo que resultó crucial para dar con el celular. Además, Barría tenía en su poder las zapatillas que utilizaba la víctima al momento del asalto.

Paola Vega víctima
Archivo

Perdió el control

El 1 de octubre de 2015, el Tribunal Oral en lo Penal de la capital de la Región de Los Lagos dictó la sentencia, y Barría obtuvo la sanción más alta establecida en la legislación chilena: la condena a presidio perpetuo calificado, por la que deberá pasar 40 años tras las rejas.

Su pareja -con quien el imputado tenía una hija en común y un carrito de sopaipillas- relató en ese tiempo que el hombre había confesado el asesinato, pero asegurando que la situación se le fue de las manos.

“Le pregunté por qué lo hizo y qué andaba haciendo en ese lugar. Me dijo que sabía que los días sábados eran malos para trabajar, entonces quiso probar suerte quitando celulares. Nunca lo había hecho antes, al menos cuando estaba conmigo. No entendía por qué la había matado”, explicó la mujer al medio SoyPuertoMontt.

Según detalló también la pareja del ‘Chacal’, este se habría ofuscado porque la víctima se defendió, comenzó a gritar, y además de golpearlo con un palo en la espalda, le dio una patada en los testículos.

“Ahí fue cuando él reaccionó, pegándole un combo en la cabeza, y ella seguía gritando, entonces se asustó pensando que podía venir alguien”, concluyó en esa oportunidad.