En octubre se celebra el mes de la tercera edad y también de la salud mental, dos temas que van de la mano, considerando que se trata de una población vulnerable y que requiere ayuda en esta área de la salud.
Según un estudio del Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Estadísticas, los mayores de edad son los que tienen más probabilidades de desarrollar problemas mentales como depresión.
Además, el mismo informe señala que alrededor de 1.800 personas se quitan la vida anualmente, siendo las personas de 80 años o más quienes lideran esta tasa con un 15%, una de las cifras más altas de América Latina.
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¿Qué hacer para mejorar esta situación? Un estudio realizado por los académicos Rodolfo Mendoza, de la Universidad del Bío-Bío, y Emilio Moyano, de la Universidad de Talca, muestra cómo la incorporación de este grupo etario en instancias sociales que se generan principalmente en su barrio, mejora sustancialmente su salud y también su bienestar mental.
El estudio, denominado ‘Identificación Social Vecinal, Bienestar y Salud del Adulto Mayor en Chile’, realiza una aproximación a la importancia de la salud mental de la tercera edad, ya que si bien no hay cómo medirla con parámetros específicos, sí es posible mostrar cómo algunas acciones pueden impactar sobre su salud.
Depresión en la tercera y cuarta edad
“La depresión, por ejemplo, es un indicador de salud mental, pero no todas las personas que la padecen están hoy identificadas. Puedo tener problemas e ir a trabajar, seguir realizando mi vida sin que nadie se dé cuenta de que mi salud mental se ve afectada”, señala el psicólogo Rodolfo Mendoza Llanos, doctor en Ciencias humanas.
“Que existan personas no diagnosticadas, no quiere decir que no existan”, añade el también miembro del Grupo de Investigación Gestión del Comportamiento Organizacional de la Universidad del Bío Bío (GECO).
Bajo este parámetro, el estudio arroja algunos resultados concluyentes y muestra la importancia de los grupos sociales para la salud y la identificación psicológica de las personas con esos grupos. Analiza, por ejemplo, las relaciones entre la pertenencia al barrio y grupos extra-barrios, y la identificación social del barrio y el bienestar.
La muestra son 1.475 adultos mayores chilenos de ambos sexos, y entrega como resultado que la mayoría no son miembros de grupos sociales (52%) y el 48% restante son miembros de uno o dos grupos u organizaciones (42,65%). Solo el 4,47% pertenece a tres grupos u organizaciones.
Los que pertenecen a grupos obtienen puntuaciones más altas en bienestar emocional-mental y emociones positivas que los adultos mayores que no pertenecen a ninguna organización.
Los adultos mayores urbanos y rurales tienen el mismo nivel de bienestar. La pertenencia a organizaciones sociales cercanas (juntas de vecinos o consejos vecinales) o distantes (clubes de ancianos y grupos religiosos) provoca diferentes asociaciones del bienestar mental.