Una personalidad completamente sádica y masoquista se escondía bajo el rostro de un hombre de 75 años, cuyos crímenes cometidos a principios del siglo XX en Estados Unidos, siguen causándole pesadillas a muchas personas.

De acuerdo a su prontuario, el asesino en serie Albert Fish, reconoció el abuso sexual de al menos cien niños, el homicidio de tres de ellos y el intento de asesinato de dos personas más.

Nacido en 1870 en Washington DC, en un familia con antecedentes de enfermedades mentales, Fish vivió toda su infancia en un orfanato tras la muerte de su padre. En ese lugar comenzó a experimentar el placer ante el dolor físico y la fascinación por los golpes.

Asimismo, durante el inicio de su adolescencia se volvió adicto a la ingesta de orina y excremento. Más tarde, a sus 20 años, cuando se radicó en Nueva York, se convirtió en prostituto y violador de adolescentes.

Archivo | History
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Años después, bajo la apariencia de un inocente pintor de casas particulares, comenzó a cometer los crímenes más macabros contra niños en 1980, según consigna la revista digital Thoughtco.

Según los registros de la investigación, Fish torturó de diversas formas a los menores de edad y luego los violó. A medida que pasaba el tiempo, sus “fantasías sexuales” con sus víctimas se volvían más retorcidas, y a menudo terminaba asesinándolos y comiéndose sus restos.

En 1898 se casó y tuvo seis hijos, a quienes hizo participar de sus juegos sadomasoquistas. En uno de ellos, les pidió que lo golpearan con una paleta llena de clavos, hasta que la sangre corriera por sus piernas.

También disfrutaba clavándose agujas en la piel. Incluso, tras su muerte se hallaron 30 de esos elementos en el área de la ingle.

Archivo History
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Reconoció sus crímenes

Sin embargo, no fue hasta el año 1928, tras estrangular y descuartizar a la pequeña Grace Budd de 10 años, cuando Fish fue arrestado en el condado de Westchester en Nueva York.

Seis años después de la desaparición de la menor de edad, Fish le escribió a su madre una carta en la que describía en detalle cómo la había matado. En el papel le indicaba que posteriormente preparó un guiso con sus restos, el cual comió durante los siguientes nueve días, según registra el sitio History.

“La atrapé, la estrangulé, la corté en pequeños trozos, los cociné y los comí. Me llevó nueve días comer su cuerpo entero“, decía parte del escrito.

Dicha carta fue crucial para encontrar su domicilio y concretar su captura. En dicha instancia, el sujeto confesó los asesinatos de otros niños pequeños a quienes afirmó que también se había comido.

Cabe señalar que durante su arresto, el sujeto llevaba en los bolsillos varios escritos sobre sus prácticas de canibalismo.

Archivo | History
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Sentenciado a muerte

Tal impacto tuvo su caso en la prensa de la época, que fue apodado como “El Hombre de Gris”, “El Hombre Lobo de Wysteria”, “El Vampiro de Brooklyn” o “El Maníaco de la Luna”.

Durante el juicio Albert Fish aseguró que voces en su cabeza le decían que matara niños y cometiera otros crímenes horrendos.

A pesar de los numerosos psiquiatras que describieron a Fish como un desquiciado, el jurado lo declaró cuerdo y culpable de todos sus crímenes. Por ese motivo, fue condenado a muerte en la prisión de Sing Sing en Ossining, Nueva York.

En ese entonces, el sujeto Fish se aproximó a la silla eléctrica y le dijo a los guardias: “Será la emoción suprema, la única que no he probado”.