Madres celosas de sus hijas: la relación tóxica que aún es tabú y que trae pésimas consecuencias
Cuando se habla sobre relaciones tóxicas muchas veces la atención se concentra en las del tipo románticas, pero las de padres e hijos también son muy relevantes.
En este contexto, un tema que hasta el día de hoy es un tanto tabú, es la del comportamiento tóxico de madres hacia sus hijas, específicamente aquellas que les tienen celos.
Peg Streep, académica y especialista sobre este tema, señaló a la revista Psychology Today que “nos gusta pensar que las madres están universalmente complacidas y orgullosas de los logros de sus hijas, radiantes cuando sus hijos brillan”, pero que este no siempre es el caso.
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En el mismo medio Karyl McBride, doctora especializada en Psicología y relaciones familiares, indicó que “las madres normales y sanas están orgullosas de sus hijos y quieren que brillen”, pero que una progenitora narcisista puede percibir a su hija incluso como una amenaza.
Pero ¿Por qué hay madres celosas de sus hijas? ¿Qué provoca este sentimiento? De acuerdo a McBride, las razones son múltiples.
“Su apariencia, su juventud, posesiones materiales, logros, educación e incluso la relación de la niña con el padre”, explicó.
Este tipo de celo, afirmó la doctora, “es particularmente difícil para la hija, ya que lleva un doble mensaje: ‘haz las cosas bien para que la madre esté orgullosa, pero no demasiado bien o la eclipsarás'”.
Fernando Marchant, psicólogo de Vidaintegra, conversó con Página 7 sobre este tema y señaló que otros factores que pueden llevar a una madre tenerle celos a su hija son, por ejemplo, no haber superado traumas emocionales, abuso o incesto.
El profesional también destacó que la comparación y el sentimiento de competencia también pueden derivar en este conflicto, al igual que “heridas narcisistas” que la conducen a anular a su hija.
¿Cómo identificar esta relación tóxica?
De acuerdo a Peg Streep, las madres celosas “suelen ser muy indirectas y es poco probable que reconozcan sus sentimientos”.
En esta línea, Marchant indicó que otra característica con la que se puede identificar este tipo de relación tóxica son las constantes críticas, como también humillaciones hacia la hija.
“La madre se percibe amenazada con miedo al abandono y a la soledad, se va anulando y pasa a ver a su hija como una real amenaza”, detalló el psicólogo.
Otras de las conductas anteriormente mencionadas son demostraciones de competencia, distanciamiento emocional, abuso narcisista, sabotaje, menosprecio y crítica sobre la relación con el padre.
Consecuencias
Como toda relación tóxica, si esta se prolonga puede traer varias consecuencias negativas para la salud mental, las que también afectarán la dinámica familiar.
“En la madre va a afectar la relación con su pareja. Puede llegar a una hostilidad que termine en una separación”, aseveró.
También, el profesional indicó que con este comportamiento la madre “va ir destruyendo el vínculo afectivo con su hija, afectando su salud mental y cayendo en cuadros del orden ansioso y depresivo”.
“En la hija se verá afectado el vínculo y lealtad hacia sus padres. También repercutirá en su valorización personal, seguridad y confianza en sí misma, llegando a impactar negativamente su autoimagen, autoestima y autoconcepto”, añadió.
¿Qué se puede hacer cuando se identifica?
“El primer paso es reconocer estos sentimientos en sí misma y que está proyectando en la hija sus carencias y vacíos personales, como también poder contrastarlos con un adecuado sentido de realidad”, partió explicando el psicólogo.
De no lograr una adaptación, indicó Marchant, “se debe buscar apoyo profesional, realizando psicoterapia para elaborar aspectos emocionales y de su historia personal y familiar que están inconclusos”.