Hace algunos días se dio a conocer la historia de Natalie Kunicki, joven paramédico en Londres, la que después de ver televisión e intentar “relajar” sus músculos, terminó con un derrame cerebral y posterior parálisis.

¿La razón? hizo sonar su cuello, como lo hacen muchas personas a diario, incluso de manera inconsciente.

Pero ¿cuáles son los riesgos que existen al realizar esta práctica? El quiropráctico- kinesiólogo Cristóbal del Campo, académico de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Santo Tomás, explicó a Página 7 lo que puede ocurrir al realizar esto.

El sonido o Trust que aparece al mover el cuello, técnicamente se denomina cavitación. Este sonido es la liberación de gas de una articulación (hidrógeno, nitrógeno, entre otros) El problema de hacer sonar el cuello de manera sistemática e inespecífica, podría generar más inestabilidad en la columna cervical, si es que la articulación que produce este sonido está inestable”, detalló el especialista.

Según declaró Del Campo, hacer sonar el cuello es algo que jamás deberíamos hacer si no tenemos el conocimiento suficiente. “No debería hacerse y menos sin los conocimientos necesarios, ya que existen profesionales de la salud idóneos para realizar esto, como los Quiroprácticos a través de los ajustes quiroprácticos en articulaciones que tienen limitación de movimiento y no excesivo movimiento (contraindicación absoluta)”.

Aunque detalla que la eficacia de relajar el cuerpo con este tipo de movimientos es real. “Efectivamente una cavitación a través de un ajuste quiropráctico específico realizado por un profesional puede producir normalización del estímulo nervioso al músculo, produciendo una disminución de la contractura, espasmo muscular y, por ende, del dolor. En el cuello el músculo que siempre está propenso a estar más tenso de lo normal es el trapecio porción superior, que es inervado por el nervio cervical 3 que emerge entre las vértebras cervicales C2- y C3″, explicó el quiropráctico.

¿Cuál es la probabilidad de sufrir un derrame cerebral?

El especialista fue claro: “En condiciones normales es imposible, el problema está cuando una persona, por ejemplo, tiene una calcificación de la arteria vertebral (pérdida elasticidad arteria), que es la encargada de llevar gran parte de la sangre al cerebro. Si esa persona realiza una excesiva rotación cervical más allá de los parámetros fisiológicos, esta arteria podría dañarse y sufrir una disección o un daño en su capa más interna formando un coágulo sanguíneo que en cualquier momento podría liberarse y producir un derrame cerebral”.

Pero si eres de los que no puede evitar realizar esta práctica, Del Campo recomienda 100% ir a un especialista en el área. “Lo mejor es acudir a un profesional con las competencias adecuadas para que realice una evaluación, descartando contraindicaciones. Con esto el profesional podrá realizar una manipulación específica y en rangos seguros del movimiento”, finalizó.