El teniente alemán Hans Baur fue el piloto personal del dictador alemán Adolf Hitler durante sus últimos años (y momentos) de vida.

Recientemente la reedición de un libro con sus memorias fue lanzado y en él se revelaron las que, según Baur, fueron las últimas palabras del genocida, según recogió el medio inglés Express.

¿Qué dijo Hitler?

La primera edición del libro del teniente, Ich flog Mächtige der Erde (“Volé con el más poderoso del mundo”, en español), se publicó en 1956 y uno de sus pasajes más sorprendentes rememora las últimas horas del líder nazi después de enterarse que las tropas rusas se acercaban a su búnker en Berlín.

Baurs escribió: “Hitler se me acercó, me tomó de las manos y me dijo: ‘Baur, quiero despedirme de ti. Ha llegado el momento. Mis generales me han traicionado; mis soldados no quieren seguir adelante y no puedo seguir'”.

FRANCE PRESSE VOIR | AFP
FRANCE PRESSE VOIR | AFP

Cabe destacar que decenas de historiadores a través de los años han intentado relatar los minutos finales de la vida del líder nazi. Entre las teorías más locas, se especuló que escapó con vida desde Alemania y que se refugió en la patagonia argentina junto a su esposa, Eva Braun.

Sin embargo, la historia indica que después de la invasión rusa, Hitler se disparó con un revolver en la cabeza dentro de su búnker personal, en compañía de su mujer e hijos. Posteriormente, su cuerpo fue incinerado por soldados alemanes.

Según Baur, Hitler ya sabía cómo terminarían las cosas para su régimen: “La guerra terminará con la caída total de Berlín. A mí me queda estar de pie o caer con Berlín”, habría dicho el dictador.

¿Se fue o no Hitler a la Patagonia?

Las declaraciones del piloto en su diario revelan el origen de una de las hipótesis que se han mantenido hasta el día de hoy sobre el supuesto paradero de Hitler: confesó que habría intentado persuadirlo de seguir con vida y escapar hacia la patagonia argentina.

FRANCE PRESSE VOIR | AFP
FRANCE PRESSE VOIR | AFP

Sin embargo, Hitler rehusó esta opción indicando que los rusos podrían atacarlo con armas de gas, dado que en ese entonces sabían cuál era su paradero.

Las cosas tampoco continuaron bien para el piloto, ya que logró escapar pero no llegó muy lejos. Le dispararon y terminó con una pierna amputada. Luego, pasó diez años en una prisión soviética donde fue torturado para obtener información sobre el führer.