La adolescencia de Anthony Brownde, quien vive en California, Estados Unidos y que hoy tiene 34 años, no fue para nada de fácil. Gran parte de esta la pasó obeso, incluso llegó a superar los 170 kilos, pero cuando cumplió 27, decidió hacer un cambio radical en su vida.
Fue en 2011 que su hermana fue diagnosticada con diabetes, así que como una manera de ayudarla, decidió realizar modificaciones a su plan de alimentación. Claro que el gran problema que vivió Anthony fue que pasó varios años comiendo cerca de 8 mil calorías, en una dieta que se basó siempre en la comida chatarra.
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Para poder bajar la barrera de los 170 kilos, este joven inició un plan de desintoxicación basado en vegetales, avena y pechuga de pollo asada. El inconveniente fue que a pesar de conseguir algunos resultados, no se sentía cómodo con su nueva dieta.
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Fue así como Anthony decidió volver a comer sus platos favoritos, pero en esta ocasión con una ‘pequeña’ modificación, de comer 8 mil calorías diarias pasó a 2 mil. Esto lo complementó con una rutina de ejercicios de una hora diaria. De esta manera, con el paso de los meses, Brown logró tener excelentes resultados.
“Tuve una dieta limpia durante un mes y ya estaba teniendo ganas de comer otras cosas. Fue entonces cuando dejé la dieta saludable, y me di cuenta de que si comía porciones normales de mis comidas favoritas, no tendría esos deseos”, explicó este hombre en conversación con el portal británico Daily Mail.
De esta forma, con los años, Anthony pasó de pesar 170 kilos a 83. Esto sumado a que comenzó a lucir una tonificada figura, sin dejar de comer en ningún momento hamburguesas o pizzas: “Algunas personas necesitan 2.000 calorías para mantener su peso, pero ya que pesaba tanto, comer 2.000 calorías significaba perder 900 gramos por semana”, aseguró.
Por ejemplo, habían días en las que sólo tomaba una taza de café y bocadillos bajos en grasa en las mañanas, para luego, comer el resto de las calorías en un almuerzo y cena que podían alcanzar las 1.500 calorías. ¿Un exceso? Para él no.
Aquí un ejemplo resumen de lo que comía antes Anthony, y de lo que come actualmente.
Dieta antes
Desayuno: Tres sandwiches McDonald’s y dos papas fritas.
Snacks: Varias bolsas de papas fritas o cheetos y dulces.
Bebidas: De nueve a diez latas de refresco.
Almuerzo: Hamburguesas y papas fritas.
Cena: Una pizza grande.
Dieta después
Desayuno: yogur griego y avena
Bebidas: un batido de proteínas y agua
Almuerzo: envoltura de jamón y queso
Cena: dos panecillos y dos rebanadas de pizza
Postre: helado con infusión de proteínas
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Para dejar registrado toda su transformación, este joven compartió una serie de imágenes en su cuenta de Instagram, donde mostró todos los cambios que sufrió su cuerpo, el que ahora está lejos de ser el de una persona obesa.
Cabe mencionar, que además de continuar con su especial régimen, Brown bajó su intensidad en la asistencia al gimnasio, y aún así mantuvo su nuevo cuerpo: “Básicamente comencé a entrenar para asegurarme de no quedarme atrapado con exceso de piel. Sin embargo, no pasé mucho tiempo en el gimnasio y ya no voy tan seguido. Simplemente no es el tipo de persona que soy”.
Los resultados de Anthony son realmente impresionantes, pero es bueno también comentar que no todos los cuerpos reaccionan de la misma manera con el ejercicio y la comida chatarra, por lo que siempre es recomendable asesorarse por un especialista antes de iniciar un régimen de pérdida de peso.