Erin Clark es una estudiante oriunda de Edimburgo, quien estaba demasiado feliz por pensar que había encontrado, al fin, un lugar donde mudarse próximamente, para iniciar un nuevo año académico en París, en el Instituto de Estudios Políticos.

La joven de 19 años, estaba desesperada buscando un alojamiento en la capital francesa, y cuando creyó haber encontrado el lugar ideal, comenzaron sus sospechas de que la oferta era demasiado buena para ser verdad.

Y es que en un intercambio de mensajes con el propietario que ofrecía una habitación, de nombre Francisco, se dio cuenta que en realidad el precio por el espacio era totalmente espeluznante, consignó Metro.co.uk.

La conversación comenzó muy prometedora, con el francés consultando si acaso seguía buscando una habitación, a lo que Erin respondió afirmativamente. Luego hablaron sobre los detalles de la vivienda. “Es un gran estudio con dos camas, cocina, baños, un gran armario y un balcón, es un gran estudio para compartir, porque hay dos camas“, afirmó él.

La situación comenzó a tornarse confusa cuando Francisco contó que él también vivirá ahí y que no le cobraría por el arriendo, a cambio de dos peticiones. “Soy sumiso y tengo un fetiche de pies, así que en términos de dinero no te cobraría nada, pero pido solo dos servicios: lamerte los pies a veces y luego usar un dispositivo de castidad que puedes manejar desde tu muñeca con un brazalete, para que sepas que no estoy buscando sexo“, indicó, junto con preguntar si estaba aún interesada.

Tras leer sus peticiones, Erin compartió las capturas en Twitter, con el mensaje: “La búsqueda de vivienda en París va muy bien, gracias por preguntar”. Más tarde, escribió bajo su tuit que había dejado a Francisco como última opción. “Lo dejé en la lista de ‘mi curso parte en dos días y estoy sin hogar”, escribió.

Finalmente agregó que incluso llegó a decirle a su madre que había encontrado un hogar cuando hablaba con FRancisco, eso claramente hasta que conoció los particulares gustos del arrendatario.