Casi todas las mujeres durante su vida han sufrido alguna molestia o picazón propios de una indeseada y desagradable infección vaginal.
Es por eso que se debe poner especial atención a los síntomas, ya que muchas veces es necesario visitar al médico para seguir un tratamiento adecuado.
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Y es que las infecciones vaginales no distinguen a las mujeres por rango etario, por lo que cualquiera puede ser susceptible de contraer una enfermedad.
Una de las más comunes es la denominada vaginosis bacteriana, que en un 50% de los casos se presenta como asintómática. Sin embargo, posee ciertas características como flujo vaginal blanco, homogéneo y de mal olor.
Luis Cruzat, ginecólogo de la Clínica Indisa, explicó que la segunda más recurrente es la vulvovaginitismicótica, producida por el hongo Candida que se encuentra en la vagina, boca y tracto digestivo. “Normalmente hay pequeñas cantidades de este hongo y otros organismos en la vagina de manera natural, manteniendo un equilibrio. Es cuando este equilibrio se altera y el hongo de la vagina crece en forma excesiva, que se produce la infección”, explicó el médico.
De acuerdo a lo anterior, el equilibrio de los organismos dentro de la vagina se puede alterar por los siguientes motivos:
– El uso de ciertos antibióticos.
– Sobrepeso.
– Anticonceptivos.
– Diabetes.
– Corticoides
– Embarazo.
– Ropa interior ajustada, de nylon o lycra que atrapa la humedad.
El especialista agregó que “algunos signos de alerta son una secreción vaginal más espesa de lo normal y blanca, picor, ardor, enrojecimiento e irritación de la zona. Las infecciones más severas también pueden causar hinchazón en los labios de la vagina y dolor al orinar por irritación de la uretra. En todo caso, no hay que angustiarse, ya que es algo desagradable pero no causa ningún problema serio de salud y tiene tratamiento efectivo”.
La tercera infección más común es la de transmisión sexual y se llama Trichomonas. Es transmitida por los hombres aunque en ellos es asintomático, por lo cual ambos deben seguir un tratamiento. Cabe destacar, que el 85% de las mujeres no presentan síntomas, mientras que en el resto se presenta flujo con mal olor, amarillo o medio verdoso, con irritación, ardor y molestias urinarias.
Los tratamientos, dependiendo del tipo y grado de infección, pueden sanarse con el uso de medicamentos, cremas vaginales o supositorios. En este sentido, es fundamental completarlos aunque las molestias hayan desaparecido.



