Gran controversia causan las obras de Leonardo Da Vinci, y no sólo por las avanzadas técnicas que ocupaba en aquella época, sino que también por los posibles significados que esconde cada una de ellas.
Mucho se ha hablado de La Gioconda, más conocida como La Mona Lisa, pero esa no es la única obra del artista que se ha visto envuelta en la polémica. La Última Cena, pintura mural que muestra a Jesús y a sus 12 discípulos sentados frente a una mesa, también lo ha estado.
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De acuerdo a una investigación realizada por el italiano Mario Taddei, Director y Jefe de Investigación del centro de estudios Leonardo3 de Milán (Italia), consignada por el Diario Registrado, esta obra de arte escondería un desconocido secreto.
Según la visión del experto, quien ha analizado las obras de Da Vinci por cerca de 15 años, la cena de Jesús con sus 12 discípulos posee una gran diferencia respecto a las anteriores versiones de esta reunión.
El anatomista del siglo XV habría roto con la tradición de ponerle aureolas en sus cabezas; elemento que todos tenían en otros cuadros y que están ausentes en la del popular pintor.
En este sentido, Taddei sugirió que el escultor italiano habría ignorado el hecho de que representaba a Jesús y los apóstoles como santos para transmitir que todos ellos y, en particular Jesús, eran personas comunes y corrientes.
“Creo que Leonardo nunca añadió las aureolas porque pensaba que aquellas eran personas comunes, y ese es el verdadero secreto de Leonardo”, indicó Taddei en entrevista con el canal de TV Smithsonian Channel en mayo pasado.
Pero eso no es todo, pues el especialista también comentó acerca de la figura cuyo papel inspiró el debate tras la publicación de la novela El código Da Vinci, de Dan Brown.
Supuestamente, la persona sentada a la derecha de Jesús no se trataría de Juan, sino que según la novela sería una figura femenina, más conocida como María Magdalena. De acuerdo a Taddei, “El código Da Vinci es una novela “muy bonita”, pero es “solo una obra de ficción”.
El italiano asegura que Da Vinci plasmó en su obra los principales elementos que tenían que estar presentes en el cuadro, por lo que no pone en duda de que se trata del apóstol Juan, quien en otras versiones era caracterizado como un hombre joven, pero con aspecto algo femenino.