La noche del jueves se vivió el segundo capítulo de la nueva temporada de Vértigo, el cual tuvo como ganador al humorista Bombo Fica.

Pero él no fue quien más llamó la atención en el programa, sino que la que se robó la película fue Josefina Montané, quien estuvo en el estelar de Canal 13, y reveló una importante confesión: se comió su placenta después del parto.

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En las redes sociales los seguidores del programa la criticaron, ya que encontraban que lo que hizo la ‘flexible’ de Soltera Otra Vez fue algo asqueroso y que por nada del mundo podrían hacer algo similar.

Por lo mismo, es que la propia Josefina publicó en su cuenta de Instagram una foto junto a su hija, donde comentó el conocimiento que tuvo sobre esta técnica completamente natural, lo que le según ella le hizo más sentido para recuperarse que consumiendo remedios.

Beneficios de comer placenta: alto en vitamina k, minerales, hierro y oxitocina. Aporte en la lactancia, eleva sensación de bienestar, potencia retracción del útero y el bienestar de la madre post parto. Teniendo conocimiento de estos beneficios; después de parir de manera natural, estaba tan conectada con mi mamífero interno, que sentí la necesidad de comer un pedacito de la placenta de Mila. Me hizo más sentido recuperarme de esta manera que con remedios” (sic), escribió .

pin_montane | Instagram
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Tras toda esta controversia queda la siguiente interrogante.

¿Es conveniente que la madre se coma la placenta después del parto?

Según Edmundo Rodríguez, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico, en conversación exclusiva con Página 7 señaló que “la placentofagia es una práctica realizada principalmente por los animales mamíferos al momento del parto (…) la mayoría de las veces se han estudiado los efectos del consumo de la placenta de los animales, sobre todo los efectos hormonales“.

El profesor, también reconoce que “en la actualidad se ha visto una corriente de personas que señalan una serie de beneficios para la madre al momento de consumirla, no obstante, no existen muchos estudios que avalen los beneficios de esta práctica“.

Otro punto que aclara es que en algunos casos sí puede ser conveniente, ya que “la madre pierde 350gr de hierro entregados a la placenta y el feto, sumado a otros 250gr que se pierden por el sangramiento del parto, lo que podría provocarle a la madre una anemia ferropriva, por lo que un consumo de la placenta podría mejorar en parte esta situación“, afirmó.

Aunque puede ser una solución, el experto aconseja que los mismos beneficios se pueden obtener gracias a una dieta adecuada, consumiendo carnes rojas, verduras de hojas verdes como espinacas y acelgas, y legumbres como las lentejas, acompañadas de una buena dosis de Vitamina C que pueden ser ingeridas antes o después del parto.

Respecto a los riesgos, Rodríguez asegura que “un efecto secundario que podría tener el consumo de la placenta sería si la madre se encuentra tomando algún medicamento o suplemento antes del parto, ya que podría haber una concentración de éste en la placenta, generando problemas de intoxicación tanto en la madre como en el lactante“.

Otro profesional que coincide en las apreciaciones de Rodríguez, es Edison Hormazabal, docente de la unidad de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo, quien en conversación con Página 7, indicó que si bien se han comentando varios beneficios no existe una razón de peso para su consumo, dado que todos aquellos nutrientes y vitaminas que aportaría la placenta, se pueden obtener a través de una alimentación saludable. “Desde el punto de vista nutricional, y considerando la naturaleza de origen animal de la placenta, hay que indicar que esta contiene nutrientes como hierro, ácidos grasos esenciales y proteínas, sin embargo, todos estos nutrientes se pueden obtener de una dieta balanceada“, agregó el docente.

También aclaró que desde el punto de vista etológico, “el animal se come la placenta para no dejar rastro del nacimiento de la cría y así poder protegerla de posibles depredadores, no por un tema nutricional“.

En la arista legal, el profesional indicó que el reglamento sanitario de los alimentos DS.977 año 1996, indica que “un alimento debe obedecer ciertas condiciones, entre las cuales destacan: la inocuidad, el aporte de nutrientes, ser metabolizable y ser social o culturalmente aceptado por la población como alimento“.