A ninguna madre le gustaría estar en la posición de Lian Ronghua (51), quien tuvo que enfrentar una horrible decisión: decidir cuál de sus hijos viviría con su riñón y cuál sería condenado a esperar un donante, que quizás nunca podría llegar. Los dos hijos de esta mujer sufren de uremia, una enfermedad que conlleva a la insuficiencia renal y que sólo puede solucionarse con un trasplante.
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Lamentablemente, el padre de los chicos tenía hipertensión y no podía ser donante, por lo que todo se redujo al riñón de Lian. “No sé por qué mis dos hijos están enfermos”, le dijo llorando al medio BBC Mundo. Finalmente, debió tomar la decisión y prefirió salvar al menor Haisong, de 24 años. Mientras, Li Haiqing de 26 aún espera salvarse.
“Quería darle a mi hermano el riñón porque él es más joven y tiene más probabilidades de recuperarse”, explicó el hermano mayor, quien debió dejar sus estudios de Medicina para afrontar esta enfermedad. Mientras, “espero recibir un riñón antes de que sea demasiado tarde. Pero si no lo consigo, tendré que seguir haciendo diálisis”, declaró.
Las probabilidades de conseguir un trasplante en China son mínimas: existen 0,6 donaciones por cada millón de personas. La situación es tan desesperante, que durante un tiempo le quitaban los órganos a los prisioneros para afrontar la escasez. Este año se espera que se hagan 12 mil trasplantes, pero se estima que unas 300 mil personas lo necesitan, lo cual ha generado un insólito mercado negro: 7 millones 400 mil pesos chilenos puedes ganar vendiendo tu riñón.
Un joven de 21 años declaró a la BBC Mundo que dio su riñón a cambio de dinero para pagar sus deudas en el juego. “Al principio me llevaron a un hospital donde recogieron muestras de sangre y me hicieron pruebas. Después esperé en un hotel varias semanas hasta que los traficantes encontraron un enfermo compatible”, detalló.
Lo llevaron con una venda hasta un lugar indeterminado donde se vio rodeado de médicos, enfermeras y la familia que esperaba recibir el riñón. Cuando me desperté estaba en otra granja, y ya no tenía el riñón. El comprador quería vida y yo quería dinero”, afirmó.