El himen es una de las partes de la anatomía íntima femenina que más mitos ha creado a su alrededor. Incluso hay muchas mujeres que pese a no haber iniciado una vida sexual, han escuchado que una caída o realizar ejercicios bruscos, pueden llevar a su pérdida….

…pero ¿realmente el himen se pierde? ¿se rompe?. La verdad es que no ocurre ni lo uno ni lo otro, y ese es precisamente el mito que la especialista en disfunciones del suelo pelviano y sexualidad, Odette Freundlick, busca derribar.

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La directora del Centro Miintimidad, señala que varias féminas acuden a su consulta en busca de ayuda, y que una de las interrogantes más comunes son el dolor que sienten en las relaciones sexuales o su imposibilidad de tener penetración vaginal, según consigna el medio nacional BioBioChile.cl.

Al finalizar una sesión de tratamiento con una paciente, me preguntó ¿se me fue el himen? Sorprendida en la forma que me hizo la pregunta, le pedí que me explicara su duda, pues no entendía bien qué era lo que me quería decir.

Marisol es una paciente que tiene 27 años y que le señaló a Odette que “había escuchado que al hacer ejercicios bruscos, caerse con las piernas abiertas, introducirse algún objeto en la vagina o tener relaciones sexuales, perdería el himen”, comenta la especialista.

Ante esta confesión, Freundlick le explicó que el himen “es una membrana muy delgada y elástica, ricamente vascularizada, recubierto por mucosa y que se encuentra en la entrada de la vagina. Puede tener diversas formas: anular (que es la más común y es como un anillo con un orificio al medio), septado (con un tabique al medio), cribiforme (con muchas perforaciones), complaciente (muy elástico y distensible) e imperforado (debe ser abierto quirúrgicamente)”.

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En ese sentido, la también kinesióloga, indica que el himen no se pierde, sino que simplemente se distiende con las relaciones sexuales y al ser tan vascularizado puede sangrar“. Incluso, recomienda que busquen imágenes en internet sobre el himen y puedan comprobarlo con sus propias manos. Para ello aconseja que se recuesten desnudas sobre la cama o el WC y que con un espejo, separen los labios mayores y menores e intenten visualizar la entrada de la vagina. “Lo verán como un rodete o anillo membranoso”.

Junto con ello, insiste en que es importante que “cada mujer se dé el tiempo de conocer su cuerpo. Eso evitará disfunciones a futuro y mejorará su vida sexual”.

En el mismo contexto, el doctor y autor del libro La mujer sexualmente feliz. Del mito a la verdad científica, Juan Carlos Kusnetzoff, comenta a la web argentina Entre Mujeres, del diario Clarín, que muchos varones y féminas creen que el himen es un “tabique continuo y cerrado, infranqueable sin violencia”, siendo que en realidad es elástico y tiene un orificio que permite, por ejemplo, usar tampones a las chicas vírgenes. Por lo que la primera vez que tienes relaciones sexuales, el himen simplemente “se agranda”.

Por último, el sexólogo clínico argentino, Adrián Sapetti, precisa en el portal Sexovida que el himen es “una membrana elástica, un residuo embrionario sin ninguna utilidad, que bordea la pared vaginal pero sin ocluirla“, agregando que “en la inmensa mayoría de los casos el himen es como un borde que permite con toda facilidad la penetración peneana salvo que, por poca lubricación o por miedo, ésta se torne incómoda o molesta. Una penetración puede ser dolorosa la primera vez, incluso para ambos, si se hace de una manera brusca y sin una lubricación vaginal, fisiológica o externa“. Incluso aconseja, en ciertos casos, lubricar también el pene.