Las hermanas Yeraldine y Linda Garzón eran conocidas con este apodo por la particular arma que usaban para delinquir: su atractivo físico.

Las mujeres tenían su propia rutina para robar, de lunes a viernes se dedicaban a robar autos, mientras que el fin de semana, su objetivo era colarse en departamentos ajenos.

En la semana las chicas contactaban a taxistas o conductores que se dedicaban a hacer fletes/mudanzas, para pedirles que por favor llegaran rápido al domicilio ya que estaban escapando de sus maridos maltratadores y no debían darse cuenta que intentaban huir.

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A veces el relato era tan verídico que incluso los choferes no cobraban por la “carrera”, una vez en el auto las mujeres le ofrecían al hombre un trago en algún lugar a medio camino, el que mezclaban con escopolamina, sustancia que actúa como depresor de las terminaciones nerviosas y del cerebro, pero que en exceso puede provocar delirio, parálisis, e incluso la muerte.

Durante los fines de semana, las bellas y audaces mujeres se iban de fiesta y al terminar la noche hacía caer a algún enamoradizo para luego convencerlo de continuar la fiesta en su casa.

Según informó el diario local El Tiempo, las mujeres habrían robado cerca de 50 departamentos y más de 150 autos, lo que las convertía en una de las bandas más buscadas de la ciudad.

Finalmente, fueron atrapadas el lunes recién pasado por la Policía Metropolitana de Bogotá, y fueron enviados a la cárcel mientras se prepara el proceso de formalización.

De acuerdo a la investigación del caso, su mayor golpe ocurrió en la localidad de Usaquén, donde lograron robar una camioneta, una caja fuerte y objetos personales de las víctimas, avaluadas en cerca de 50 millones de pesos chilenos.