La egresada de leyes, Oghosa Ovienrioba, parece tenerlo todo: juventud, una carrera prometedora, carisma y una saludable figura. Pero esta joven inglesa escondía un oscuro secreto, el cual ocultó durante años hasta una entrevista con el medio británico Mirror.
Oghosa era adicta a ver pornografía en Internet, una conducta que comenzó cuando tenía sólo 14 años y que la llevó a ver miles de horas de películas para adultos y a masturbarse unas seis veces al día. Hoy, está recuperada y decidió hablar sobre su problema en Youtube, para así ayudar a otros.
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“El comienzo de esta historia parte cuando tenía seis o siete años. Fui abusada por alrededor de tres o cuatro años”, detalló en el estremecedor registro. “Estaba muy acostumbrada al hecho de que ocurriera. Porque por la naturaleza del ataque, el niño deja de pensar que es un abuso y lo comienza a considerar como algo normal”, agregó.
Oghosa llegó a pensar que tenía una conexión con su abusador, “cuando la realidad es que la persona sólo te usa para su propio placer”. Lo que más le impacta a esta mujer, es lo fácil que es acceder a la pornografía en Internet: “Tenía 14 años cuando descubrí el porno. Era pura curiosidad y una simple búsqueda de Google me llevó a la película para adultos”.
Al principio la impactó, pero gradualmente la sorpresa se transformó en excitación y adicción. El problema de Oghosa fue escalando, al punto de que la pornografía normal no la contentaba, por lo que comenzó a buscar géneros mucho más fuertes y violentos.
“Me podía sentar sola en mi habitación por horas, con las luces apagadas, mirando porno. Me sentía sola y avergonzada de mí misma”, detalló. Finalmente, habló con un amigo de su problema y él comenzó a orientarla.
Hoy, Oghosa dice haber encontrado la paz en el cristianismo. Además, intenta evitar la música, libros o películas excesivamente sexualizados y se dedica a su canal de Youtube, donde compartió su historia con miles. “Cuando subí el video en febrero, no tenía idea la fenomenal respuesta que tendría”, agregó.
También quiere dar la lucha para que los niños no se expongan a lo que le ocurrió: “Existen restricciones de edad para beber y fumar. Lo mismo debería correr para el porno”, concluyó.
