Si bien es un fenómeno que les ocurre a todos los hombres, no es un tema muy conversado más allá de las clásicas bromas entre amigos. Sea por pudor o indiferencia, el desconocimiento nos lleva muchas veces a plantear hipótesis totalmente erradas, como aquellos que lo asocian exclusivamente sueños eróticos.
Una investigación publicada en el The Journal of Sexual Medicine, revista de la Sociedad Internacional de Medicina Sexual (ISSM, por sus siglas en inglés) con base en los Países Bajos, se encargó de desentrañar los mitos alrededor de la tumescencia peneal nocturna, nombre técnico que recibió en los 60 y que actualmente se conoce como erecciones relacionadas con el sueño.
Estas erecciones espontáneas tienen que ver con un mecanismo natural que provoca la relajación de la musculatura de los cuerpos cavernosos y arterias del interior del pene, permitiendo una mayor afluencia de sangre y oxígeno. Por ello, el miembro aumenta su volumen, pasando de los cinco o seis centímetros a los 12 o 14, por ejemplo. El medio español Muy Interesante, consigna que “este endurecimiento rutinario ayuda a la revitalización y regeneración de los tejidos del órgano genital, preservando así su buen funcionamiento”.
Si bien diversos estudios han asegurado que los hombres piensan bastante en sexo durante el día, este fenómeno no estaría asociado a la excitación sexual o sueños húmedos, pero es comprensible que así se entienda ya que el rango de edad donde ocurre con mayor prevalencia es entre los 13 y 15 años, es decir, en la pubertad, etapa que también se caracteriza por un aumento de la libido y la frecuencia de erecciones. El estudio afirma que en estos años, el individuo puede pasar un 30% del sueño con el pene erecto.
Este comportamiento ocurre durante la noche, con una frecuencia de entre una y cinco veces y una duración que va de los 15 a 40 minutos, coincidiendo con las fases de sueño MOR, que se caracterizan por un mayor movimiento ocular y alta actividad fisiológica general.
Por último, hay quienes aseguran que al despertar sienten mucho más deseo sexual que en el resto del día, y tiene sentido ya que según el texto “durante el sueño se elevan los niveles de testosterona alcanzando su máximo a primera hora, lo que, unido a la acumulación de orina en la vejiga, puede estimular levemente la erección”, cita el medio.