Las emotivas palabras de Angélica Castro dedicadas a su hija: “Una leona que enseña sin cadenas”
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Angélica Castro celebró su cumpleaños número 53 en el Día de la Madre con un emotivo mensaje en Instagram, dedicado a su hija, madre, amigos y seguidores. Agradeció a su hija por regalarle el ser madre y a su madre por regalarle el ser hija, resaltando la importancia de las madres y mujeres cuidadoras. Concluyó con un poema y un mensaje de gratitud por las muestras de amor recibidas.
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Este domingo, en el Día de la Madre, Angélica Castro compartió en Instagram un emotivo mensaje en el marco de su cumpleaños número 53.
Angélica dedicó el relato a su hija, Laura, a su madre, a los amigos de la familia y a sus seguidores por sus amorosos mensajes celebrándola como madre y cumpleañera.
“Hoy es un día muy especial, sensible e intenso, que abrazo con gratitud, donde celebramos mi cumpleaños y el Día de la Madre junto a Lau”, comienza Castro en su escrito.
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Con su hija, quien no duda en compartir el amor por su madre en sus redes sociales, hicieron un juego para saber “qué animal sentíamos que era la otra y Lau me dijo ‘eres una Leona’ y así escribí esto ¡Representa a muchas madres de seguro!”, agregó.
El emotivo mensaje de Angélica Castro por su cumpleaños
Agradeció a Laura por ser “su maestra día a día”, por regalarle el ser madre y por “leerme y celebrar con tantas sorpresas, amor y dedicación”.
No dejó fuera a su madre por regalarle a ella el “ser hija” y a “cada uno de ustedes por sus amorosos mensajes y gracias a los amigos que son familia”.
“Gracias a cada una de las madres, cuidadoras y mujeres que cuidan de sí mismas. ¡Vamos por más! La vida es un regalo hoy”, finalizó.
En la publicación, Angélica Castro compartió un poema:
“En la sábana dorada del alma, donde el viento sopla verdades antiguas y el sol revela las huellas del destino, camina una leona. Su melena arde como fuego al atardecer y sus ojos son dos lunas encendidas que vigilan con calma y poder.
No ruge para intimidar, sino para guiar y acompañar. Su paso es firme y majestuoso, como si cada paso honrara la tierra que pisa. Ha cazado tormentas y vencido sombras, pero su fuerza más temible no está en sus garras sino en su corazón.
Madre de manada, protectora del silencio, sabiduría viva entre la hierba alta. A su lado, saltando con la gracia de un suspiro va la gacela. Joven, ágil, valiente y brillante como la luz que se cuela entre los árboles al amanecer.
Sus ojos grandes y profundos no conocen aún todas las heridas del mundo, pero intuyen su forma. Baila con el viento, vibra con la tierra… No hay miedo entre ellas, no hay distancia. Un lazo invisible, sagrado, que canta entre las ramas.
Una leona que enseña sin cadenas y mi niña que aprende sin perder su libertad. Juntas recorren la vida como un poema salvaje, escrito con instinto, amor y destino ¡Somos poderosas!”.