Crítica de Lilo & Stitch: una historia que renace con fuerza y va más allá de la nostalgia

El jueves se estrenó el esperado live action de Lilo & Stitch, el cual recrea con actores reales y un poco de CGI la historia del querido y adorable extraterrestre en Hawaii.

Tal como ha hecho Disney en sus últimas versiones en este estilo (ninguna muy exitosa), la historia no es totalmente igual a la original y da profundidad a otros personajes, mientras que prescinde de otros.

Maia Kealoha interpreta a una Lilo tiernísima, divertida, traviesa, algo solitaria y poco comprendida por sus pares, que no es mala, sino que hace cosas malas a veces, algo que será importante para su posterior conexión con Stitch.

Y en esta ocasión, Nani, hermana mayor de la niña, tiene una profundidad aún mayor. Se vislumbra de manera más clara el real impacto de que una joven que apenas está saliendo de la adolescencia, tenga que posponer su vida y sus sueños para cuidar de su hermana menor. Y no es fácil, sobre todo cuando aparece Stitch.

Pero esta vez, no están solas, ya que cuentan con su vecina, Tūtū, madre de David, que es un gran apoyo para las huérfanas. Además, agregaron a la señora Kekoa, la trabajadora social.

Y sí, Cobra Bubbles no tendrá dicho papel, pero no significa que no aparecerá, sino que tendrá un rol que es inesperado, pero a la vez, totalmente predecible.

Uno de los grandes (y más criticados) cambios ocurren con Jumba y Pleakley, los extraterrestres encargados de atrapar a Stitch. En este live action, en lugar de disfrazarse como humanos, ambos se convertirán en humanos, quitándole algo de magia, sobre todo al experto en mosquitos, quien en la original usaba vestidos, peluca y maquillaje, esta vez tendrá un par de blusas femeninas, casi como un guiño.

¿Funciona el live action de Lilo & Stitch?

Después de casi dos horas de una historia conocida y a la vez nueva y refrescante, solo puedo decir que sí, que funciona e, incluso, que es uno de los mejores live action de Disney, aunque realmente no sea necesario.

Y lo que la hace tan buena, además de las actuaciones impecables, las risas y los momentos sumamente emotivos, es que estos se logran por la profundidad en la relación de Lilo y Nani.

En esta versión, Nani está estresada, no puede pagar las cuentas, apenas tiene comida en la casa y su hermana menor no le hace las cosas más fáciles, claro, como casi cualquier niña de seis años con una chica de 18.

Los problemas la abruman, tiene que dejar de lado los estudios y se siente sola (aunque no lo está). Se siente la angustia, pero a la vez, alivio, de tomar la decisión de dejar a Lilo, sabiendo que podrá estar en un entorno mejor, aunque eso le rompa el corazón.

Que Jumba sea el villano le da un aire fresco. Lo presentan como un científico malvado y en toda la película no tiene ninguna motivación para cambiar, y eso tiene todo el sentido del mundo. Que Cobra Bubbles sea de la CIA no convence, es reiterativo y su papel como trabajador social lo hacía un personaje más interesante.

Y por último, pero no menos importante, la relación de Lilo y Stitch se va armando de manera tranquila, paulatina, con travesuras, paciencia y cariño. Ambos entregan ternura de una u otra forma, y te roban el corazón, tanto como en la versión animada.

Así que vale la pena. Niños y adultos disfrutarán esta versión. Y si eres hermana mayor (muy mayor), te llega de una forma distinta, quizás habrá más llantos y más representación. Pero a todos les recomiendo que no se pierdan esta bella historia con su nuevo final.