La noche del viernes, en El Purgatorio de Canal 13, Millaray Viera recordó el difícil y crudo momento que vivió durante el secuestro que sufrió en México.

Fue en el espacio de ‘El muro de los lamentos’, donde la comunicadora fue consultada por dicha experiencia.

En aquellos años, Millaray vivía en México junto a su entonces marido Álvaro López, con quien fue a un concierto y, al salir, “cometimos el error de tomar un taxi de la calle”, comentó.

“Empecé a sentir cosas raras ya en el trayecto, con actitudes del conductor, que claramente estaba coludido con las personas que se subieron después, pero no supe escuchar mi intuición a tiempo”, manifestó.

Luego, el taxista comenzó a avanzar más lento, hasta que dos desconocidos se subieron al auto, uno de ellos en la parte posterior, entre ambos.

Ahí nos vendaron los ojos, nos pusieron pistolas en la cabeza, diciendo todo el tiempo: ‘Los vamos a matar'”, reveló Millaray.

Millaray Viera y la cercanía con la muerte

Además, reveló que “sentía que tenía la muerte ahí mismo. Yo creía que me iba a matar y ante esa cercanía estaba entregada a mi muerte, pero lo único que pensaba era qué va a pasar con mi hija, pero cuando la mencionaba, ellos se ponían más agresivos”.

“No sé cómo, los dos mantuvimos la calma, ninguno se puso a gritar. Tenía mucho miedo de una manera que nunca había experimentado en mi vida, tenía mucha conciencia de que tenía que mantener la calma para que ellos no se exaltaran más”, explicó.

Tras varios minutos, los secuestradores “dijeron algo así como: ‘A estos hay que matarlos ahora’. Ahí nos agarramos muy fuerte de la mano (con Álvaro) y fue muy duro. Entremedio me manosearon y me pasaron muchas cosas que es mejor no recordar”.

“Cuando nos bajaron, y después nos dimos cuenta de que estábamos en un terreno baldío, nos decían que camináramos derecho, porque si mirábamos para atrás nos iban a matar. Nunca supimos en qué momento se fueron“, expresó Millaray Viera.

Cuando pudieron llegar a su casa, ella se puso a llorar, al igual que su marido, quien se arrepentía de no haber podido defenderla.

Fue tan duro que no pudimos hablarlo hasta ocho años después. Incluso ahora me cuesta bastante hablarlo detalladamente”, cerró la comunicadora.