Durante su paso por Gran Hermano, Cony ayudó a debatir temas como el aborto, la bisexualidad, las relaciones tóxicas de pareja y la rehabilitación por consumo de drogas. En una reciente entrevista, su madre, Paola Capelli, habló justamente de cómo enfrentaron juntas este período tan difícil de su vida.

En estos meses, la psicóloga organizacional ha recibido muchos mensajes de apoyo y cariño del fandom de Constanza, pero también otros tantos comentarios de odio, donde le dicen que lo hizo mal como madre, que su hija es una drogadicta, que debería internarla.

“Creo que, cuando uno vive algo tan fuerte y doloroso como ver a una persona que amas casi perderse por el consumo problemático, hay una serie de cosas que quedan en segundo plano”, comentó la mujer en conversación con la revista Paula.

“Cuando Constanza y yo hablamos sobre su adicción, rápidamente incorporé lo que estábamos viviendo, no hubo tiempo para la negación: mi hija iba a comenzar un proceso de recuperación difícil y personal, entonces no quedaban espacios para pensar en lo que iban a decir los demás”, añadió Paola.

Por su experiencia en el día a día, sabía que “hay un castigo social hacia las personas adictas. Y todo lo que vivimos como madre e hija no es parte de un programa de televisión, sino que es la realidad”.

 

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Paola Capelli y el odio en redes sociales por rehabilitación de Cony: “Ella decidió sanar”

“Los comentarios en redes sociales, cosas de las que yo no me hago cargo, usan el ‘tu hija es una drogadicta’ para denigrar y herir, y me parece que eso habla de una frustración y un nivel de ira encapsulado tremendo”, reflexionó Paola Capelli en la entrevista.

Sin embargo, destacó que la historia de la rehabilitación de Cony “es algo que nos pertenece y, aunque a mucha gente le choque esto, a mí me hace sentir orgullosa y siempre lo voy a decir, porque mi hija, así como tomó la decisión de consumir, también tomó la decisión de sanar“.

“Cuando una persona consume, generalmente lo hace por una carencia, pero estas son enfermedades sociales, donde no solo hay una reflexión que debe venir desde los padres o tutores, sino que también hay una responsabilidad del entorno: de los amigos, de las parejas, de las familias, de las instituciones. Son muchos los factores”, expresó.

La batalla contra el consumo y el apoyo de una madre

Paola Capelli, como madre de Cony, reconoció haber sentido temor al saber -de boca de su hija- que estaba batallando con el consumo problemático de cocaína, pero buscaría una rehabilitación.

“No quería perderla. Es un terror que te recorre el cuerpo completo. Te llenas de pánico. Me daba miedo que se quedará ahí, que no saliera, que el entorno fuera más fuerte”, confesó.

En ese instante, solo le quedaba confiar. “Recordar que yo sí conocía a la persona tras la adicción, que era mi hija. Que yo sabía cuáles eran sus capacidades. Creo que mi propia salud mental descansó en la convicción de que yo conocía sus herramientas”, dijo.

Aunque fue un momento muy oscuro, la psicóloga aseguró que fue sanador para ambas: “Nos hizo apreciar la vida y nuestro vínculo, nos dio otra oportunidad donde teníamos que estar atentas a nuestras emociones, ya no podíamos omitir nuestros miedos, pero tampoco nuestra esperanza. Hay que quitarle el estigma de la vergüenza a la recuperación“.

Para ella no hubo sentimientos como la rabia o la vergüenza, pues sabía que tenía que actuar rápido. “Yo tampoco la determiné por sus decisiones. Eso es parte de su pasado, yo no tengo una ‘hija adicta’, tengo una hija con un sinfín de dimensiones y eso no lo perdí de vista: es una talentosa bailarina, una mujer con mucho sentido del humor, alegre, inquieta, curiosa y cariñosa”, destacó.

“A mis 50 años, la maternidad es una escuela que no termina. Mi tarea hoy en día es acompañarla, pero dándole una distancia de amor y respeto para que ella escriba su futuro”, concluyó respecto a Cony.