Angel Torrez fue uno de los invitados en el último capítulo de La Divina Comida, donde compartió con Valentina Roth, Kike Faúndez y la cantante, Piamaría Silva.
En el espacio, el bailarín habló de su infancia en Bolivia, de la muerte de sus padres y de los problemas económicos que ha debido enfrentar en pandemia.
“La academia la tengo hace mucho tiempo, pero la escuela más grande, que quise cumplir mi sueño, fue la que tuvimos en el Parque Araucano. Nos sacamos la cresta, toda la inversión que hice en mi vida trabajando lo pusimos en una escuela”, partió contando.
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En esa misma línea comentó que arrendaron un lugar que se llovía. “Se inundaba, el lugar estaba mal. Eso no se hace. Construimos un piso especial para que los bailarines no se dañaran y siempre tuvimos que estar pendientes de que no se lloviera, tres de la mañana partía para allá”.
Pero eso no fue todo, ya que también llegó el estallido social, y con ello “la academia no pudo funcionar, la gente no iba. Después la pandemia. Cerramos la academia, cambiaron de dueño y los inversionistas nuevos cobraron todo el arriendo de los dos años de pandemia”.
Finalmente, Torrez reveló que “no pude hacer nada, tuve que cerrar. Para mí y mi familia fue terrible, perdimos todo. Toda la plata en el banco vamos a tener que pagarla por mucho tiempo”.
No obstante, reconoció que “las cosas siempre pasan por mejor”. Ahora detalló que está en el club de Pato Cornejo, “ahí puse mi escuela y tengo un espacio grande y estoy cómodo y contento, hay que seguir”, cerró.