Vivi Rodrigues, es una bailarina ícono del axé y recordada por su participación en el programa Mekano.
Tras dos años viviendo en Brasil, regresará este 2022 a la televisión chilena para competir en el estelar Aquí se baila.
Según narra la brasileña, en 2020 decidió dejar Chile para mudarse a la isla de Sao Francisco do Sul, cerca de Florianópolis, en lo que iba a ser una estadía de verano.
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Sin embargo, los planes cambiaron con el tiempo: “El plan era volver en marzo de 2021, pero al final nos quedamos allá porque nos acostumbramos a la calidad de vida de un lugar tranquilo y chico, donde todo es distinto, incluso el flujo del virus. Empezamos a vivir una vida de pueblo, yendo a caminar a la playa todos los días, y me dediqué ese año a mi familia, a las niñas”.
La madre de dos niñas de 5 y 8 años de edad, añadió que la tranquilidad no podía durar para siempre considerando su formación.
“No pude bailar en todo el año. ¡Y estaba desesperada! Yo nací para esto. Allá igual hay academias de baile, pero por la pandemia no se podía hacer, y, después cuando se podía, yo no tenía tiempo”, confiesa.
Recibió propuestas de otros programas de TV chilenos y a todos les dijo “paso”, porque debía estar en Brasil con su familia, “pero cuando me llamaron para Aquí se baila, no pude decir que no. Es que dentro de mi carrera artística las mejores experiencias que he tenido han sido los programas de baile, me encantan. Siento que exploto aquí, es mi salsa, lo que amo hacer, lo que me fluye y me sale natural. Poder crear espectáculos maravillosos para entretener a la gente me hace sentir que fluyo, que mi energía sale”, confiesa Vivi, quien brilló hace 10 años en Fiebre de baile.
Vivi Rodrigues dejó a sus hijas en Brasil
La decisión, sin embargo, fue dura para la brasileña, ya que iba a tener que abandonar su vida por un tiempo.
“Cuando una tiene hijos ya no decides por ti, ellos son la prioridad siempre, y para entrar en el programa tuve que dejar en Brasil a mis niñas. No tenía sentido traerlas, allá están en su salsa disfrutando con sus primos. Mi marido, como siempre lo ha hecho, me apoyó en que yo merecía darme este espacio”, destacó.
Y añade que “es un sacrificio por parte mía, por no tenerlas aquí, por parte de él, que debe hacerse cargo de todo, y por parte de las niñas también, porque no me tienen con ellas”.
Vivi, quien llegó a Chile con el tiempo justo para alcanzar a ensayar, asegura que su regreso a las pistas de baile se lo toma con cuidado, considerando el tiempo que lleva sin bailar competitivamente.
“Yo no volví a este nivel de baile después de tener a mi primera hija, menos en competencia. Cuando recibí la coreografía hice un trabajo de volver a recordar los movimientos, me he preocupado del tema físico porque tengo tres cirugías de rodilla y tenía la inquietud de cómo mi cuerpo iba a reaccionar a eso, pero he trabajado respetando los límites y dándole herramientas para que se vaya adaptando nuevamente”, cuenta.
“Y ahora ya me siento preparada. Me parece mágico cómo el cuerpo tiene memoria. La primera vuelta que di en el ensayo me salió asquerosa, chocaba con el bailarín, estaba torpe, pero la segunda ya fue distinta, y la tercera fue como si hubiera seguido bailando siempre”, enfatiza.
Y aunque asegura ser muy competitiva y movida por los desafíos, adelanta que se tomará este programa con más relajo esta vez.
En ese sentido, manifiesta que “a mi edad he descubierto que lo más importante es disfrutar lo que hacemos. Por primera vez yo creo que, aunque suene cliché, voy a competir conmigo misma, dar lo mejor, preocuparme de disfrutar y de entregar mucha energía positiva a la gente… que mis presentaciones les toquen el corazón, los transformen”.
Respecto al talento de sus competidores, la bailarina asegura que “es una competencia difícil, hay mucha gente buena y son distintas las características fuertes de cada uno, hay una diversidad muy grande y eso hace la competencia más compleja. Va a ganar el que lo merezca y el que lo haga mejor”.