Pablo Mackenna y Javiera Díaz de Valdés fueron una de las parejas más famosas del espectáculo nacional.

Ambos estuvieron casados por seis años (2006-2012) y fruto de su relación nació su hija Rosa, quien actualmente tiene 10.

Y ha sido una confesión de esta época con su exesposa la que ha hecho noticia este sábado y que el mismo escritor la ha catalogado como una de las penas más grandes de su vida.

Durante un recital poético en el Centro Cultural Ciudadanos en Ñuñoa, Mackenna presentó entre lágrimas un poema de su autoría titulado Puntito, el que -según reveló- trataba de la pérdida de un hijo que tuvo con Díaz de Valdés antes que naciera Rosa, cuando su exesposa tenía tres semanas de gestación.

En una entrevista con Las Últimas Noticias, Pablo explicó por qué decidió compartir su historia. “Ay, porque ¿sabes qué? A mí me dio mucha pena perder a ese niño. Me da un poco de vergüenza, porque siento que no es un poema, pero necesité escribirlo”, comentó.

Mackenna señaló que ha recitado el poema en diversas partes de Chile y que siempre hay gente que queda muy afectada al escucharlo, y no es siempre porque hayan perdido a un hijo.

“Hay algo en él que apela universalmente al dolor de la pérdida. Siempre se me acerca alguien con lágrimas para decirme ‘me dejaste la c…’. Les pregunto ‘¿perdiste una guagua?’ Y me dicen que no… Lo perdimos de tres semanas, era nada, un grano, pero latía”, detalló el escritor.

Según cuenta Pablo, supo que el bebé era de sexo masculino porque le hicieron una prueba de ADN. “Con un puntito pueden saber si era hombre o mujer”, contó.

En cuanto al proceso de sanación de esta pérdida, el escritor reveló que la poesía juega un rol importante en “sacar las cosas de adentro”. “Escribir ese poema fue enterrarlo, nombrarlo, porque él no fue nada, no tuvo nombre, pero se llama ‘Puntito’, le dije que lo quise y lo que fue para mí”, relató.

Finalmente, respecto a lo importante que es su hija Rosa para él, Pablo aseguró que es ella la que le da un propósito en esta vida. “Hay gente que piensa que los niños son una mochila de responsabilidades y a mí la Rosa me sacó una mochila gigante llena de preguntas que no tenían respuesta: ¿Para qué vine al mundo? ¿Cuál es el sentido de la vida? Por lo menos ya sé que estoy por ella y para ella”, concluyó.

A continuación te dejamos el poema completo.

Hola puntito, un corazón que no cupo en un latido. Tan pequeño te perdiste en el silencio que cuela el rayo justo antes del tronar, tan chiquito y doloroso, redondo como un abrazo, suspensivo como una promesa.
Mira cosita tan nuestra, cabecita de alfiler, nos zurciste la esperanza al igual que una piedra arrojada va crispando el espejo en el agua, nos pinchaste con un beso el dique donde pretendíamos exiliar las lágrimas y que tanto te esperamos, tanto te hablamos, te hicimos guardia que apareciste como un puntito, pero en el fondo del mito eras lanza que arrojaba en la noche oscura prendido fuego entre las sábanas.
¿Te acuerdas cuando te decía bienvenido, cosita, a tu casa? Hoy te alejas como un suspiro, no alcanzaste ni a ser palabra, me quedo con tu breve visita de fiesta, de amor y de lágrimas y el recuerdo de haberte acunado esas noches de a tres en la cama”