Tati Farkas es la hija del multimillonario Leonardo Farkas, quien a sus 17 años ya es una asidua usuaria de las redes sociales, donde demuestra su gusto por la moda y el arte.

Cuando era niña, vivió en Chile, pero actualmente su residencia es en Miami, Estados Unidos, desde donde se desplaza a otros países constantemente.

Acerca de su gusto por el buen vestir, aseguró al medio Nueva Mujer que su progenitora, Betina Friedman, es la principal responsable: “Mi mamá viste como quiere, no tiene miedo de lo que las personas piensan. Se pone lo que quiere sin miedo y queda bella. Yo quiero tener esa confianza en mí, en mi estilo, sin miedo de ponerme alguna ropa“.

Además tiene una posición clara sobre las grandes marcas internacionales. “He estado en shows de artistas emergentes. No me gustan los grandes desfiles, con las marcas importantes. Me gusta ver a los creadores que vienen, los del futuro; prefiero estar en el mundo de lo que está pasando ahora en la moda”.

Sobre sus próximos planes reveló que “estoy aplicando para universidades ahora y llega un momento cuando te cuestionas realmente y piensas ‘¿esto es lo que quiero hacer?’, toda mi vida he pensado ser fashion designer o algo con arte, pero ahora se me ocurrió otra cosa. Me gustan los niños chicos y pienso que quizá estudie para ser profesora de inglés. Lo demás puede ser un hobbie“.

Incluso, reconoce sobre su situación socioeconómica que “no me gusta malgastar, lo odio. No sé cómo explicarlo, pero no quiero vivir una vida superficial. Siempre he sido un poco diferente de los otros niños, porque tengo una vida distinta al resto, entonces siempre he querido estar como mis amigos. Si ellos no pueden comprar una marca, para qué la voy a comprar en frente de ellos”.

Pero como casi todas las famosas, también ha tenido problemas en sus redes sociales por comentarios inadecuados. “Me llegan muchos mensajes y comentarios que no son positivos. Los elimino y bloqueo. ¿Sabes qué?, estoy viviendo mi vida y la quiero hacer pública, ¿por qué no? Si mis amigas lo pueden hacer en Instagram, ¿por qué yo no? No sé cómo explicarlo, pero quiero ser auténtica y es rico compartir mi pasión, lo que me gusta“.

Pero eso no es todo, ya que ademas añadió que recibe mensajes de hombres mayores: “Viejos, me mandaban cosas que no se mandan, de pervertidos. Ahora me mandan cosas de nuevo por Instagram. No puedo bloquear a tantas personas. Me da miedo. A mis amigas no les pasa porque no tienen los seguidores que tengo. Obviamente pasa en la calle también, es una cosa horrible lo que las mujeres tenemos que vivir, pero es peor cuando te mandan 80 mensajes“.

Finalmente, añadió que “subo las fotos que quiero, porque nadie tiene derecho a sexualizar mi cuerpo. Si estoy en bikini, ¿por qué eso es sexy? Es mi cuerpo no más“.