Pese a que debutó en televisión de la mano de Pituca sin Lucas, la popularidad del actor Ricardo Vergara llegó con la interpretación de Benjamín Cummings, en la telenovela Eres Mi Tesoro.

Luego vino su simpático papel de Ayrton Mondaca en Te Doy la Vida, donde encarnó a un chispeante y positivo mecánico que pese a luchar por el amor de Joanna (Constanza Araya), terminó quedándose con la guapa recepcionista del taller, Rosa María (Marita García).

Este año vuelve con todo al horario de las 15:00 horas, a través de la sucesora de Amanda, Verdades Ocultas, donde interpretará a Franco Soto, un galán entusiasta, divertido pero también rebelde y que no le teme a las adversidades.

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Su mayor anhelo es tener a su lado a Rocío Verdugo (Camila Hirane), a quien ama desde pequeño, sin embargo, su sueño se verá amenazado con la presencia de Tomás Valencia (Matías Oviedo), quien confundirá amorosamente a Verdugo.

En conversación con Página 7, Ricardo aseguró que lo más desafiante de su rol son las expectativas que existen en torno al personaje, pues es un coprotagónico. “Cuando uno tiene un personaje que es un poco más importante, como en este caso, siempre hay una tensión o una presión leve, y en ese sentido, ser la contraparte de una persona que tiene más experiencia que yo, es desafiante“, explicó.

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Asimismo, aseguró que la construcción de un personaje “siempre es difícil, porque uno como actor siempre quiere hacer un trabajo nuevo, una propuesta que sea un desafío para así no repetir fórmulas antiguas“.

No obstante, más allá de estos desafíos, existe una experiencia en particular que él ha definido como lo más excitante de este rol, en lo que lleva de grabaciones, y es que aprendió a andar en moto.

Ricardo Vergara | Instagram
Ricardo Vergara | Instagram

Algo súper superficial pero que me gustó mucho fue que aprendí a andar en moto. Me subí a la moto y me encantó. ¡Ahora no quiero bajarme!“, agregó.

Y al parecer estaba destinado a esta experiencia, pues reveló a nuestro portal que aunque tuvo que tomar un curso antes, ya que no sabía nada, le costó apenas tres días agarrar el ritmo. “Estuve full tres días, después practiqué y practiqué y listo“, confesó. Además, fue tanta su devoción que incluso se compró una moto y no la quiere ‘soltar más’.