Doce años los separaban. Él, el primer papa latinoamericano. Ella, la única hermana viva del hombre que cambió la historia de la Iglesia desde el Vaticano.

María Elena era la hermana de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco. Vive en el oeste del Gran Buenos Aires, en una residencia cuidada por monjas. Tiene 76 años, dos hijos y un estado de salud frágil.

Según BioBioChile, este fue un vínculo profundo que sobrevivió a la distancia, a los silencios y a las decisiones que impone una vida entregada al servicio de los demás.

María Elena no quería que Jorge Bergoglio fuera papa. Le dolía pensar en él solo, tomando decisiones gigantes, tan lejos de casa. Aunque desde 2013 no se vieron más, hablaban seguido, compartían recuerdos y oraciones.

Durante años se habló del posible regreso de Francisco a Argentina. Nunca ocurrió. Ni la política, ni la salud de Elena, ni las circunstancias lo permitieron.