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Tras la muerte del Papa Francisco, fieles de todo el mundo honran su legado espiritual y su historia de vida, marcada por la fe y el compromiso social. Nacido en Buenos Aires en 1936, su infancia estuvo influenciada por la solidaridad de su familia de raíces italianas y la presencia de trabajadoras domésticas que despertaron su conciencia social. En su adolescencia, Bergoglio demostró su pasión por el fútbol y la iglesia, optando finalmente por el seminario y siendo ordenado sacerdote a los 33 años, dando inicio a su camino hacia el papado.
Tras la muerte del papa Francisco, miles de fieles en todo el mundo recuerdan su legado espiritual, pero también su historia de vida.
Antes de convertirse en el primer pontífice latinoamericano, vivió una infancia y adolescencia marcadas por la fe, la sencillez y el compromiso social, elementos que definieron su camino hasta el Vaticano.
Jorge Bergoglio nació en 1936, en Buenos Aires, en una familia de clase media “bienestante”, como él mismo definió. Era hijo de Mario Bergoglio y Regina María Sívori.
Sus abuelos paternos y su padre, inmigrantes italianos, llegaron a Argentina tras cambiar pasajes del buque Principessa Mafalda, que luego naufragó en Brasil. Su padre trabajó como contador y luego fundó una fábrica de medias.
En tanto, su madre era ama de casa, hija de una argentina y una inmigrante italiana. Durante la infancia, Bergoglio compartió mucho con sus abuelos, quienes vivían cerca en los barrios de Flores y Almagro.
“En uno de los patios mi abuelo tenía su carpintería y estaba el gallinero, en cambio, el otro era en donde sucedía la vida”, recordó Francisco en una entrevista con Jorge Fontevecchia.
El Papa evocó una anécdota que lo marcó: “Al ver a dos mujeres del Ejército de Salvación, pregunté si eran monjas. Mi abuela me dijo: ‘No, son protestantes, pero son buenas’”.
Esa respuesta lo ayudó a mirar con nuevos ojos a los protestantes. “No como el párroco que decía que se irían al infierno”, añadió en diálogo con Elisabetta Piqué.
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Francisco también dijo haber descubierto al pobre en las trabajadoras domésticas de su casa. “Siempre me preguntaba por qué yo y ellos no”, expresó. Una de ellas venía de Sicilia y otra de Córdoba.
La familia tenía costumbres solidarias. “En la Navidad dejábamos un plato libre por si llegaba un pobre a última hora”, relató. Ese gesto era típico en hogares de raíces italianas.
Durante su niñez, vivió el auge del tango y las primeras películas de Tita Merello. También presenció la ebullición política de los años '40 y el ascenso del peronismo.
Recordó haber ido, con 9 años, a la Marcha de la Constitución y la Libertad. “Fuimos como si fuera una peregrinación a Luján, porque había que salvar la democracia”, dijo sobre su familia.
La adolescencia del papa Francisco
En su adolescencia, Bergoglio asistió a la Escuela Nº 8 y luego a la Escuela Técnica Nº 27. Según un excompañero, “iba siempre prolijo, pero se sacaba el delantal para jugar fútbol”.
Era hincha de San Lorenzo, pasión heredada de su padre. Al mismo tiempo, la Iglesia tenía un lugar central en su vida, gracias a su abuela Rosa Margherita Vasallo.
“Cada Viernes Santo nos llevaba a la procesión de las velas y nos decía: ‘¡Miren, está muerto, pero mañana va a resucitar!’”.
Al finalizar el colegio, pensó en estudiar Medicina. Luego cambió de decisión y optó por el seminario. Su madre no lo aceptó fácilmente, pero su abuela lo apoyó con alegría.
“Cuando se lo dije, me respondió: ‘Bueno, si Dios te llama, bendito sea’”, recordó Bergoglio ya como Papa. A los 20 años intentó ingresar al seminario, pero una pulmonía lo frenó.
Perfil
Recién a los 21 años ingresó a la Compañía de Jesús en Córdoba. Allí hizo los votos religiosos y luego continuó su formación en Chile y Buenos Aires.
En el Colegio Máximo de San José, obtuvo una licenciatura en filosofía. También trabajó como docente en los colegios de la Inmaculada y del Salvador.
Finalmente, en 1969, Jorge Bergoglio fue ordenado sacerdote a los 33 años. Así comenzó una vida consagrada que décadas después lo llevaría al papado.



