En la década de 1970 y 1980, la tranquila ciudad de West Pittston, Pensilvania, fue sacudida por una serie de eventos paranormales que llevaron a la familia Smurl al borde del terror y la desesperación.

Dicho caso es real, es el que inspirará la cuarta entrega de la saga de terror El Conjuro, cuyo estreno está programado para mediados de este año.

Todo comenzó en 1974, cuando Jack y Janet Smurl se mudaron con sus hijos a una casa modesta en 328 Chase Street, Pensilvania, Estados Unidos.

Desde el principio, la familia experimentó sucesos extraños: ruidos inexplicables y olores fétidos que llenaban la casa sin una fuente discernible.

Pronto, estos fenómenos evolucionaron hacia manifestaciones más aterradoras: apariciones fantasmales, objetos que se movían solos y presencias malignas que acechaban en las sombras.

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