Ricardo Fernández puede parecer serio, pero tiene más sabor que muchos. Actor de tomo y lomo, con una carrera sólida en teatro, cine y televisión, llega a Top Chef VIP con la actitud de quien no necesita gritar para hacerse notar.
De hecho, estará por partida doble, pues TVN comenzó hace poco con la retransmisión de Romané, teleserie en la que conquistó corazones por su rol como Sebastián, el enamorado de María Salomé.
Hoy en día, Ricardo tiene más de 114 mil seguidores en Instagram, y aunque no es de los que sube todos sus almuerzos, esta vez está dispuesto a poner la cocina al centro del escenario.
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Con voz pausada, mirada intensa y un sentido del humor que se desliza como ají, parte suavecito, pero al final genera un suspiro. Él se considera “picante”, y no porque lo diga al pasar, él sabe que tiene carácter, sazón y un gusto especial por el desafío.
Si fuera un plato, “sería un mariscal”, porque no le gusta a todos, por la variedad de sabores y la intensidad de los productos… y no apto para paladares tímidos.
En la cocina, Ricardo no actúa. Le gusta cocinar porque lo disfruta, porque lo relaja, y porque también le gusta comer bien. Es detallista, metódico, y le gustan los sabores simples, pero con intensidad y profundidad.
Las especialidades de Ricardo Fernández: así espera competir en Top Chef VIP
Según Ricardo Fernández, su especialidad está en lo salado (ceviches, pescados, risottos, carnes rojas), aunque en pastelería se pierde un poco (pero lo intenta igual).
Ama el manjar en todas sus formas y se lo come a cucharadas, sin embargo, tiene cuentas pendientes con el arroz con leche, al que simplemente no le encuentra la gracia, ni la lógica de mezclar un carbohidrato con un lácteo.
Tiene buena mano, buen gusto, y le gusta el sabor intenso, nada de cosas sin sal o sin alma. Su placer culpable: un buen postre con manjar.
¿Qué tan buen cocinero es?
Cuando le preguntan cómo se evalúa como cocinero, lanza sin miedo un 5 de 5.
No es que se crea el mejor, pero sabe que, lo que hace, lo hace bien. Además, es de los que practican hasta que la cosa salga. Obsesivo, limpio, y con un método propio, no improvisa a tontas y a locas.
Antes de entrar al programa ya se puso en campaña para aprender más, pidiéndole tips a su cuñado y a colegas que han pasado por el programa. Porque Ricardo Fernández no entra a medias tintas, sino con la intención de hacer las cosas en serio.
¿Y por qué aceptó entrar a Top Chef Vip?
Porque le encantan los desafíos, porque quiere salirse del molde, y porque siente que la cocina puede mostrar una faceta suya que pocos conocen.
Su objetivo es crecer, sorprenderse, y, si se puede, dejar una huella. No vino a posar, ni a hacerse el chef. Ricardo vino a aprender, a equivocarse, y a darlo todo.
¿Qué estaría dispuesto a hacer para ganar? “Hasta cortarme un dedo, si es necesario”, contesta. Y aunque lo dice con humor, nadie duda que su compromiso va en serio. Ricardo no vino a actuar, vino a cocinar.