El sexto episodio de la segunda temporada de La Casa del Dragón llamó la atención con un inesperado beso, donde se alejó un poco de las estrategias de ambos bandos en la guerra, para mostrar un íntimo momento de Rhaenyra.

Mientras Aegon permanece postrado en cama, recuperándose lentamente de sus quemaduras, la protagonista ve cómo su propio consejo de nuevo cuestiona sus decisiones, pero en esta entrega recibe algo más que una muestra de lealtad por otro de los personajes de su corte.

La muerte de Rhaenys fue un duro golpe para Rhaenyra, no solo porque supuso la pérdida de uno de los mejores dragones con los que contaba, sino también porque su tía, la reina que nunca fue, era su mejor aliada dentro del Consejo Negro.