La noche de este jueves, 45 chilenos deportados de Estados Unidos aterrizaron en suelo nacional y pudieron reencontrarse con sus familias.

Algunos emocionados, otros indignados por el trato vejatorio que recibieron en las cárceles o centros migratorios en que estuvieron recluidos, por no tener su visa actualizada para permanecer en el país.

Al hablar con la prensa, varios dejaron en evidencia las condiciones en las que estuvieron retenidos, incluso algunos con poca comida y cero abrigo, además de nulo contacto con sus familias por no tener dinero.