25 de febrero 2025 | 13:07
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Lian Flores Soraire, un niño de 3 años desapareció en Ballesteros Sud, Argentina, generando un operativo de búsqueda con allanamientos y requisas de vehículos. Hipótesis de accidente, rapto o conflicto familiar se barajan, mientras drones y perros se suman a la búsqueda en un terreno rural y complejo. La zona de difícil acceso y con animales salvajes representa un reto para los más de cien agentes involucrados en la investigación.
Lian Flores Soraire, un pequeño de 3 años, desapareció en la localidad cordobesa de Ballesteros Sud, en Argentina, y mantiene en vilo al país.
El niño fue visto por última vez mientras jugaba en el patio de su casa el fin de semana y desde entonces se desplegó un amplio operativo de rastrillaje.
A eso se sumaron allanamientos y se requisaron tres vehículos, informó Perfil.
La familia de Liam forma parte de una comunidad de origen boliviano que reside en la localidad rural, distante unos 180 km de Córdoba.
Detalles de la búsqueda de niño de 3 años en Argentina
La policía allanó el domicilio de un hombre mayor de edad y se llevaron a cabo otros procedimientos que finalizaron con once teléfonos celulares requisados, entre otros.
Asimismo, en las últimas horas el ejército argentino se sumó a los operativos de búsqueda.
“No hay detenidos; tampoco hay ninguna teoría firme”, expresó a la prensa el fiscal general de Córdoba, Juan Manuel Delgado.
De esta manera aclaró que ninguna premisa tiene actualmente más peso que otra.
Se barajan hipótesis sobre un posible accidente que podría haber tenido el menor de edad, un presunto rapto, un supuesto conflicto intrafamiliar o si pudo o no deberse al accionar de algún vecino. Todas las premisas siguen siendo materia de investigación.
Mientras la búsqueda continúa con drones, un helicóptero y perros, e involucra a más de cien agentes, los especialistas destacan las particularidades del caso, que van desde la “ruralidad” de la zona donde desapareció el niño, la integración de una comunidad con tradiciones específicas y su ámbito de trabajo y la gente que conoce un terreno complejo por sus características.
Los minutos previos a la desaparición de Liam Flores
Liam vive en Ballesteros Sud, que se encuentra en el departamento cordobés de Unión, entre Bell Ville y Villa María.
Su familia, al igual que el resto de la comunidad, trabaja en un cortadero de ladrillos.
Se estima que el niño desapareció entre las 15 y las 17 horas del sábado 22 de febrero, mientras jugaba con sus cinco hermanos cerca de un tractor.
En ese momento sus padres estaban durmiendo la siesta. Cuando despertaron no lo vieron, ni en la casa ni en el lugar donde siempre solían realizar sus juegos, por eso tomaron la decisión de realizar la denuncia por su desaparición.
En las primeras informaciones que se difundieron se indicó que Liam “mide aproximadamente 90 centímetros y vestía un pantalón corto azul, mientras que no llevaba camisa ni calzado“.
En ese sentido, las autoridades hicieron foco en las altas temperaturas registradas en Ballesteros Sud y alrededores al momento de su desaparición, por lo que temen a que el niño se haya mareado o deshidratado.
La dificultad del terreno
La zona tiene la presencia de altos pastizales, una característica que dificulta la búsqueda del menor: los cultivos llegan casi a los dos metros y el niño mide 90 centímetros. Por este motivo, se desplegaron más de cien policías de distintas áreas.
Tras la denuncia, se dio inicio a un amplio operativo y en la madrugada de este lunes desde el Ministerio de Seguridad de Córdoba intensificó la búsqueda en un “trabajo coordinado con despliegue de recursos humanos y tecnológicos”.
El Censo 2022 indica que en Ballesteros Sud hay 649 habitantes, 225 casas y tiene 1,3 kilómetros cuadrados. La principal actividad económica de la localidad es la agricultura seguida por la ganadería, siendo los principales cultivos la soja y el maíz.
Las viviendas también están rodeadas de pilas de ladrillos y campos, accesibles solo a través de caminos de tierra. En el lugar también hay pozos de donde extraen la tierra para los ladrillos.
Además de la dificultad de la visibilidad y las temperaturas altas para los rastrillajes, en el terreno hay animales como zorros, pumas y chanchos, que suman un factor de riesgo. Los trabajos se extienden en un perímetro de entre 1.500 y 2.000 metros desde la casa del menor de edad.