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Contexto | Agencia Uno
El pasado 1 de febrero, los hijos de Nabila Rifo mataron a Ignacio Gerardo Bañares, quien era pareja de su madre, aludiendo a defensa personal y un extenso historial de violencia.
J.T.R. de 17 años y F.T.R. de 20, apuntaron a que el hombre, que en un inicio parecía tranquilo y amable, poco a poco comenzó con las agresiones hacia Nabila, informó BioBioChile.
El sujeto vivía con ellos y, después de algunos episodios violentos, llegó el primero que ameritó, para ellos, llamar a Carabineros.
"Una noche mi madre discute con Gerardo por la cantidad de leña que le estaba echando a la estufa. Él le grita algo, como una insolencia, y luego se le acerca y le da un combo en la guata. No lo vi, pero escuché a mi madre que se quejaba. Yo le pregunté a Gerardo que qué estaba haciendo y él tomó todas sus herramientas y se fue", contó J durante su testimonio.
Tras la denuncia, Bañares regresó a la casa en menos de 24 horas: "Le abrimos la puerta y se volvió a instalar. Yo llamé a carabineros, quienes fueron, pero mi madre indicó que no quería seguir con la denuncia y no pasó nada".
Las agresiones continuaron. Incluso en la calle, varias veces golpeó a Nabila, pero ella no volvió a denunciarlo.
Cuando Rifo habló con el fiscal que tomó su caso, le dijo que Gerardo tenía problemas con el alcohol y que cuando salía a beber no volvía a la casa. También reveló que era bipolar y que nunca se tomaba sus medicamentos.
Además, comentó que sus hijos mayores se daban cuenta de la violencia intrafamiliar: "Ellos siempre me defendían, pero Gerardo no era malo. A veces me gritaba, pero siempre lograba calmarlo. Yo les enseñé a ser niños de bien".
El día del asesinato, Gerardo llegó enojado a su casa, gritando "quiero buscar a mi mujer", pero los dos hijos mayores de Nabila no lo dejaron entrar, diciéndole que se calmara.
Pero, según lo que declararon los jóvenes, el sujeto tenía una piedra en la mano y los amenazó: "Te voy a hacer mierda cabro culiao (sic)".
F. relató que "pensé que me podía matar y decidí golpearlo con la manopla" en la cabeza y el rostro, mientras que su hermano lo golpeó con un bate.
En total, fueron 30 golpes. 13 con el bate de béisbol y 17 con la manopla.
Cuando Gerardo estaba ensangrentado en el suelo, J. y F. fueron a la casa de su padre, que vivía a dos cuadras, mientras Nabila gritaba: "¿Qué hicieron?".
Fue el papá de los jóvenes quien los llevó hasta la comisaría. El mayor se entregó y el otro se devolvió a la casa. La PDI llegó a buscarlo horas más tarde.
A las 00:59 el cuerpo de Gerardo estaba en una camilla del Servicio Médico Legal, donde lo declararon muerto por politraumatismo.
Para los abogados de los hijos de Nabila Rifo, el historial de violencia que los rodeó durante la mayor parte de su vida, los llevó a actuar de esa forma.
"Basta el solo riesgo de que su madre sea agredida para que el sujeto reaccione e intente repeler la agresión", indicó la defensa, recordando que en 2016 su madre fue atacada por su pareja anterior, quien le sacó los ojos.
Aunque es debatible aludir a la legítima defensa, tampoco se pueden descartar de plano por las denuncias previas, las agresiones físicas y psicológicas de las que eran parte, indicaron.
"¿Tenía mi representado que esperar que este sujeto ingresara en estado de ebriedad, en una actitud agresiva, violenta, a su casa, para ver si en realidad agredía a su madre? ¿O le era legítimo evitar a toda costa que esta persona ingresara?", cuestionó el defensor.
El tribunal no dio crédito a los argumentos expuestos por la defensa en la audiencia. F. quedó en prisión preventiva y J. en internación provisoria, durante los 90 días que dure la investigación.