A inicios de 2014, Priscila Leguiza, de tan solo 7 años, perdía la vida tras ser asesinada a golpes por su madre, al no poder decir “mamá”.

Se trata de un caso que conmovió a Argentina por aquel entonces, ya que la mujer no solo mató a la pequeña, sino que intentó quemar su cuerpo en una parrilla, y como no dio resultado, envolvió sus restos en una frazada, para posteriormente arrojarlos al arroyo Las Conchillas de Berazategui.

En ese sentido, a 8 años del macabro crimen, el abogado del padre biológico de la pequeña, Julio Torrada, conversó con el medio trasandino Todo Noticias, y entregó detalles del caso.

“La historia de Priscila fue dramática desde el principio. La madre la parió en un patrullero y nunca más se hizo cargo”, sostuvo, agregando que la niña se crio junto a su padre, Gabriel Leguiza, y dos de sus cinco hermanos. Los otros tres vivían con la progenitora, Silvana Lafuente.

En ese sentido, Torrada manifestó que durante años la relación de Priscila y su madre era prácticamente nula, hasta que, semanas antes de la tragedia, apareció con la intención de reconciliarse.

“El padre creyó que (Lafuente) podría haberse arrepentido”, señaló, comentando que la única condición que puso fue que la regresara al día siguiente, pero nunca más volvió a verla.

El destape del dramático crimen

Ante dicha situación, la madre de la pequeña dio aviso por su desaparición. “Ella misma salió a buscar a Priscila”, desclasificó el abogado, haciendo énfasis en que la mujer tenía una actitud inconmovible, y que durante días participó de los operativos de rastreo para dar con el paradero de la niña.

No obstante, tres días después encontraron el cuerpo de la menor de edad entre los pastizales y arbustos del arroyo, lo que llevó a que la mujer y su pareja, Verón Visconti (el padrastro de Priscila), quedaran detenidos por ser presuntamente los responsables del asesinato.

La triste historia de Priscila Leguiza: la niña de 7 años asesinada por su madre al no decirle mamá
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Eso sí, los hechos se confirmaron dos meses después, cuando uno de los hermanos de la niña decidió hablar, y desclasificó que su madre lo obligó a él, y a su otro hermano, a acompañarla a abandonar los restos de la pequeña.

“Esos nenes quedaron destruidos, con la cabeza explotada”, sostuvo Torrada, quien añadió que el motivo del crimen era que “Priscila la llamaba por su nombre y no le decía ‘mamá'”.

“Pablo le pegaba con el puño y ella con un caño. Nos mandaron a todos a dormir y a la mañana siguiente me despertaron diciendo que Priscila había muerto”, expresó el niño en ese entonces.

De acuerdo al abogado, la madre “le reventó la cabeza con un fierro parecido a un pie de micrófono.

De hecho, los niños de 9 y 11 años, manifestaron en el juicio que nunca pudieron olvidar el olor a quemado. “Les prometió llevarlos a comer una pizza y una gaseosa si no contaban nada”, añadió el profesional.

La noche del crimen

La mujer quemó el cuerpo de la menor de edad durante siete horas; cuando comenzó a amanecer, se percató de que no sería tan fácil deshacerse de los restos.

Debido a ello, llamó a Santos Doroteo Lezcano, un presunto pastor, para pedirle ayuda. “Vení, ayúdame. Me mandé una macana. Maté a mi hija”, habrían sido las palabras de la asesina.

Cuando el hombre llegó a la casa de Lafuente, le aconsejó eliminar de otra forma el cuerpo de la pequeña, sosteniendo que: “Si no hay cuerpo, no hay delito”.

La triste historia de Priscila Leguiza: la niña de 7 años asesinada por su madre al no decirle mamá
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“La mató Silvia, yo me había ido a dormir. La quemó y la arrojó ella, yo ni toqué el cuerpo. Lafuente era violenta, perversa. Hasta me golpeaba y me cortó con cuchillos”, sostuvo Verón Visconti en el juicio, para así desligarse de toda responsabilidad.

En tanto, la madre de Priscila lo culpó a él. “Visconti la mató a trompadas. Le pegaba a todos, era violento, más cuando tomaba. Me amenazaba con armas a mí y a los chicos”, sostuvo.

Cabe señalar que el juicio culminó en marzo de 2019, cuando el Tribunal Oral Criminal 5 de Quilmes, declaró culpables a Silvana Lafuente, madre de Priscila, y a su pareja, Pablo Verón Visconti, de homicidio agravado por el vínculo, premeditación, ensañamiento y alevosía.

Ante ello, recibieron la condena de cadena perpetua, la cual cumplen en un penal de la provincia de Buenos Aires.