El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advirtió este domingo de que un militar ruso dirige ahora la gestión técnica de la planta nuclear de Zaporiyia, bombardeada y tomada por Rusia durante su invasión de Ucrania, lo que contraviene principios básicos para su seguro funcionamiento.
“La dirección de la planta está ahora bajo las órdenes del comandante de las fuerzas rusas que tomaron el control del lugar la semana pasada”, informó el director general de este organismo de la ONU, el argentino Rafael Grossi.
Grossi mostró su “grave preocupación” por un cambio que, advirtió, contraviene un pilar indispensable de la seguridad nuclear, al quedar limitada la capacidad del personal técnico de “tomar decisiones libres de presiones indebidas”.
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El OIEA indicó que la autoridad reguladora nuclear ucraniana ha informado de que cualquier acción, incluidas las relacionadas con el funcionamiento técnico de los seis reactores, requiere la aprobación previa del comandante ruso, según un comunicado de este organismo para informar sobre la situación en la planta.
Además, Grossi habla de un segundo “grave desarrollo” al explicar que desde hoy hay problemas para comunicarse con el personal técnico de Zaporiyia, debido a que las línea de teléfono fijas no funcionan, así como el fax o los correos electrónicos, y que el contacto por red móvil es de mala calidad.
Esa situación viola otro de los considerados siete pilares básicos de seguridad nuclear, el de mantener comunicaciones fiables entre el regulador nuclear y el operador de la planta.
“El deterioro de la situación de las comunicaciones vitales entre el regulador y la central nuclear de Zaporizhzhya es también una fuente de profunda preocupación, especialmente durante un conflicto armado que puede poner en peligro las instalaciones nucleares del país en cualquier momento”, alertó Grossi.
“Estoy muy preocupado por estos acontecimientos de los que me han informado hoy”, dijo el diplomático argentino.
También hay problemas de comunicación con la antigua planta de Chernóbil, donde en 1986 se produjo el accidente nuclear más grave de la historia, y que está en manos de las tropas invasoras rusas desde el 24 de febrero.
El personal de esta instalación lleva desde entonces sin poder descansar, a diferencia del de Zaporiyia, que está trabajando ahora en tres turnos distintos.
Además, el OIEA alertó de que se ha perdido el contacto con todas las instituciones de la ciudad portuaria de Mariúpol, asediada por las tropas rusas, que usan diferentes fuentes de materiales radiactivo.