Impactante relato de mujer que acudió a clínica clausurada en Las Condes: “Me sellaron con esmalte”
Iniciando el mes de febrero se supo de la muerte de Leslie Vergara, joven de 32 años que perdió la vida tras someterse a una intervención en una clínica estética clandestina ubicada en Las Condes.
Ahora, el diario Las Últimas Noticias dio a conocer el testimonio de otra mujer, identificada como Estefany Santana, quien acudió al mismo lugar para hacerse un aumento de glúteos en el año 2017, presentando horribles secuelas ocho meses después.
La estilista apuntó a la técnico en enfermería Mónica Flores, y también a su madre, como las responsables de esta situación que hasta el día de hoy la mantiene ocultando parte de su anatomía que se vio perjudicada.
[lee-tambien]https://www.pagina7.cl/notas/actualidad/2022/02/02/amiga-de-mujer-que-murio-en-clinica-clandestina-de-las-condes-le-pegaban-para-que-reaccionara.shtml[/lee-tambien]
Hace dos años presentó una querella junto a otras mujeres, pero la causa no avanzó y aquello llevó a un desenlace peor: la muerte de una paciente que, además, era madre de un niño de 10 años.
Estefany aseguró que una amiga le dio el dato de la clínica, pero luego se enteró de que esta misma nunca se hizo procedimiento alguno con Flores.
“Le escribí para saber qué era lo que inyectaba. Me dijo que era algo con ácido hialurónico y que todo era seguro”, relató, detallando que al llegar al lugar se dio cuenta de que las condiciones no eran las adecuadas.
Según su testimonio, el sitio estaba desordenado y en una pieza había una camilla y mesones. Tras pagar una suma de 500 mil pesos, le inyectaron un líquido transparente. “Me rellenó a los lados porque soy ancha de cadera y me dolió, pero me aguanté. Me sellaron con esmalte de uñas y un parche“, aseguró.

Luis Quinteros | LUN
Pesadilla
Un día después del procedimiento, empezaron los malestares y se sintió mareada. Cuando despertó, notó que su cama se había ensuciado con una sustancia húmeda y grasosa.
Cuando se comunicó con Mónica Flores, repitieron el mismo procedimiento: sellar con esmalte. Y si bien el resultado parecía satisfactorio, los problemas llegarían más adelante.
Pasados unos meses, “se me fue endureciendo todo el glúteo y nunca se me bajó. Ahora con ropa me elogian, pero sin ropa no es bonito. No me puedo poner un traje de baño, está deforme. Me salieron cototos“, reconoció.
Su preocupación aumentó cuando vio un reportaje denunciando a la misma clínica clandestina. Entonces, volvió a contactar a la mujer, quien le restó importancia al asunto.
Le dijo a Estefany que le había inyectado poliacrilamida, otro biopolímero “mucho más suave y que todas lo tenían, incluida ella”, indicó a LUN.
Sin soluciones
Santana acudió entonces a otros cirujanos en busca de opiniones, pero le dijeron que era imposible aspirar lo que tenía en su cuerpo. Incluso detallaron que “era como una bomba de tiempo, porque el polímero se puede mover”, contó ella.
“Vivo con miedo, lo único que quiero es sacarme esto“, agregó, deallando que si bien no siente dolor, sí hay mucha incomodidad en sus glúteos.
Por todo lo anterior, ha tratado de convencer a otras mujeres de que no se hagan retoques estéticos en sitios así, pero igualmente acuden porque “es algo rápido y barato; es la moda”.
Según su análisis, cree que todo esto se debe a que que mujeres extranjeras han impuesto esta tendencia con cuerpos más voluptuosos y ahora son muchas las que buscan esa misma apariencia.