El pasado fin de semana, se supo el caso de un paciente en San Joaquín que falleció producto del coronavirus. El gran problema fue que el cuerpo pasó exactas 26 horas en su casa, sin ser retirado para su entierro, debido a la falta del certificado de defunción.

Horas después se supo de la compleja situación que vivió este hombre, ya que no llegó a tiempo el servicio de atención médica. En este contexto, Javier Castro, un vecino del barrio que era médico, conversó con Mucho Gusto, donde aseguró que lo atendió en su momento más crítico.

“Fue una serie de errores desde el inicio. Yo estaba con mi hermana en la casa, y sabían que yo era médico y ella tens. Nos dijeron que había un vecino con problemas respiratorios, ahí mi hermana me avisa que él tenía coronavirus”, partió diciendo el médico.

Este doctor venía regresando del trabajo, por lo que tenía todo el equipamiento para atender a Luis Sepúlveda, que se encontraba sufriendo graves problemas respiratorios.

“El joven estaba en la pieza, sentado y consciente. Estaba ahogado y pedía mucha ayuda, se sentaba y se paraba porque no podía respirar tranquilo”, detalló el médico.

Además, se explicó que vecinos llamaron 131, sin recibir respuesta. Cuando contestaron, les dijeron que no había ambulancias disponibles: “Es súper crudo, se estaba muriendo y estaba consciente de eso. El SAMU nos dice que si alguien lo podía llevar, pero no había ningún vehículo disponible. Además, estaba el estigma de que era COVID-19 era difícil que alguien lo pudiera llevar”.

Castro aseguró si la ambulancia hubiese llegado a tiempo, tal vez el paciente se hubiese salvado, porque él no tenía oxígeno disponible y Sepúlveda estaba sufriendo una insuficiencia respiratoria grave.

Si bien había despertado bien, en media hora terminó falleciendo: “Fue impactante ver que se fuera deteriorando. Yo lo veo constantemente, pero lo vimos morir ahí”, cerró.