Fue hace 10 años cuando todo el país quedó impactado al conocer los tres asesinatos por los que María del Pilar Pérez fue condenada. Los crímenes de Francisco Zamorano, Héctor Arévalo y Diego Schmidt-Hebbel, la mantendrán 60 años tras las rejas.
Hoy, la mujer apodada como “La Quintrala” pasa sus días sin recibir visitas de sus familiares, y se ha vuelto muy cercana a la religión y al arte de las manualidades, tal y como consignó el diario La Tercera.
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Fumando cerca de 30 cigarrillos diarios, alternados con tazas de café colombiano, la mujer se desarrolla en un círculo muy acotado de amistades, y sigue declarándose inocente de los crímenes que se le acusan. Clara Tobar, sentenciada a presidio perpetuo calificado por tres homicidios, es una de las más cercanas a ella.
Al parecer, la “Pili”, como es conocida por las amigas que hizo en prisión, se ha aferrado a la iglesia, ya que asiste a misa todos los domingos y parte de su tiempo libre lo dedica a hacer rosarios a crochet y manualidades en el taller de la pastoral. “Llegó aquí como católica y se ha mantenido como católica”, señaló Nelly León, la capellana de la cárcel de mujeres al diario.
Incluso sus habilidades manuales la llevaron a integrar el comité organizador de la visita que el Papa Francisco realizó a la cárcel, en enero pasado. En esa ocasión, María del Pilar aportó confeccionando afiches para el evento religioso.
Actualmente Pilar es tratada por la artrosis que padece y vive con una pensión de $ 200 mil que recibe mensualmente por sus años de trabajo como arquitecta. Incluso solicita el bono por hijo que entrega el gobierno.