Fue hace 12 años cuando el pueblo boliviano eligió a Evo Morales como su primer mandatario, marcando un hito histórico, al ser el primer presidente indígena de Latinoamérica.
El camino de este niño campesino, inició en una humilde casa en el departamento de Oruro. Evo repartía sus obligaciones entre la escuela, y el trabajo de labranza y pastoreo que realizaba junto a su padre.
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Ya en su adolescencia, Evo logró pagar sus educación y estancia en la ciudad, realizando diversos trabajos de albañil, panadero e incluso trompetista. Fue en 1977 cuando Morales se graduó como bachiller.
Posteriormente, hizo el servicio militar en La Paz, donde fue discriminado por sus compañeros, debido a su condición de indígena y pobreza. En 1980 Evo regresó a Isallavi.
Dos años después, la familia Morales abandonó la aldea para trasladarse a Cochabamba, esto con el propósito de dejar la precariedad y la miseria. En ese lugar, realizaron oficios en labores hortofrutícolas, primero como arroceros y después como cocaleros.
Desde muy joven, Evo había demostró su preocupación por la realidad social y política de su pueblo, pero sobre todo por la lucha de los más desfavorecidos. Esto lo motivó a unirse al sindicalismo agrario.
En este contexto, Morales inició una carrera como sindicalista en el sector de los colonos inmigrantes (aymaras y quechuas) y campesinos cultivadores de coca de la región del Chapare boliviano.
Desde ese momento, el boliviano siempre se mostró una imagen representativa para el pueblo, la cual lo ayudó a formar una incipiente carrera política, ganándose un escaño de diputado por Cochabamb en 1997.
De ahí en adelante, Morales fue ascendiendo, hasta que en las elecciones de 2005, obtuvo casi el 54 % de los votos, convirtiéndose en el primer presidente de origen indígena y siendo reelecto en 2 ocasiones.