Tres años tuvieron que pasar para que el cuerpo de Eduardo Valladares fuera sepultado luego de la aluvión que desoló a Atacama el 25 de marzo de 2015.

La demora se debió a las dificultades que tuvo el Servicio Médico Legal de Copiapó para dar con la identidad del hombre de 65 años.

Lo anterior se debió principalmente al gran deterioro del cuerpo, que fue encontrado a unos 40 kilómetros de su casa, a la que se devolvió para sacar ropa y medicamentos, quedando atrapado en el desastre.

Al momento de ser encontrado por efectivos de la PDI, Valladares ya no presentaba las últimas falanges de sus dedos, situación por la que el SML se vio imposibilitado para obtener sus huellas dactirales.

Según consignó El Mercurio, la identificación del hombre se realizó contrastando la información que se obtuvo de los restos con las denuncias por presunta desgracia realizadas desde la tragedia, lo que se debió realizar indagaciones en la Unidad Especial de Identificación Forense.