Se han cumplido siete días desde que desapareció Emmelyn Canales desde su casa en Licantén y en compañía de José Manuel Navarro, un hombre de 31 años quien estuvo condenado por abuso sexual en contra de su hermana.

Más de 200 personas continúan trabajando en la búsqueda de la menor de 11 años y los investigadores intentan definir el perfil del supuesto secuestrador gracias a los testimonios de sus familiares, expedientes judiciales y otras personas que lo conocieron.

En este contexto, uno de los testimonios más recientes fue el de Carlos, un sujeto que compartió celda con Navarro durante varios años. Cabe señalar que el supuesto secuestrador fue condenado por atacar sexualmente a su hermana, y estuvo encerrado desde los 23 hasta los 28 años en la cárcel de Curicó.

Él se autodenominaba un ‘brujo’ y quienes lo conocieron en el penal coincidieron en que el sujeto tenía cierta inclinación por las ‘artes ocultas’.

Cabe recordar que Emmelyn y su abuelo fueron al bosque convencidos por José, quien les dijo que gracias a sus “poderes” sabía dónde estaba enterrado un tesoro, agregando que Emmelyn era un buen canal para potenciar su poderes y a quien podría traspasárselos en un futuro cercano, según comentó la abuela de la niña, Norma Herrera.

La Cuarta señala que de acuerdo al perfil de Navarro que desarrolló la teniente de Carabineros Claudia Fernández, éste tiene una inteligencia normal pero con patologías emocionales, usando a las personas para satisfacer sus necesidades y obtener gratificaciones.

Un relato que coincide con las declaraciones de Carlos, el exconvicto que compartió con el sujeto y que realizó a Chilevisión.

El exreo que estuvo condenado por robo, señaló que cuando se supo que José estaba preso por haber violado a su hermana, lo pasó muy mal. “Se supo que había violado a su hermana, entonces le pegaron mucho varias veces, lo golpearon como tres veces; de por sí el violador es mal mirado“, indicó.

Respecto a sus intereses, agregó que Navarro era “súper inteligente”, ya que leía los libros de la biblioteca del penal y que también “era medio místico, era medio piola, era medio pa’ dentro”.

Pero eso no fue todo, pues también detalló los rituales que realizaba el sujeto al interior del penal. “Él hacía unas misas como a Belcebú, a Satanás, se ponía una capucha negra, ponía velas y (dibujaba un) pentagrama y ahí invocaba (al demonio), hacía un show, hacía rituales. Yo creo que él tenía que llegar a la cárcel porque ahí estaba la pura maldad para poder ser un brujo consagrado, un master, uno grande”, explicó.

Lo paradójico es que tras cumplir condena, este brujo ofrecía “limpieza de casas” para sacar las fuerzas negativas, olvidándose aparentemente de su pasado y de los rituales de magia negra que realizaba.

Por último, otro dato que llama la atención es que hace dos años se unió al sector evangélico de la cárcel. “Predicaba la palabra y daba testimonio de sus cambios. Además, fue bombero dentro de la cárcel, tiene experiencia en rescate, y sabe que tiene que tirarse al agua para que no le sigan el rastro”, agregó.