Llevar una vida normal es el sueño que persigue Yerty Pérez, una joven magallánica de 21 años que consiguió que el Ministerio de Salud (Minsal) le costeara un costoso medicamento para enfrentar la hemoglobinuria paroxística nocturna (HPN) que padece.

Según explica la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU., esta es una rara enfermedad en la cual los glóbulos rojos se descomponen antes de lo normal. Esto ocurre generalmente de noche.

Por ello, hay una disolución del hierro de la sangre en la orina, lo que puede derivar en una trombosis o incluso a la muerte.

Fue el 20 de septiembre cuando la Corte Suprema falló a su favor tras interponer un recurso de protección; desde el Minsal debían suministrarle gratis a la asistente de párvulos un remedio que en Chile cuesta 38 millones de pesos, para que así pudiera enfrentar la enfermedad que le fue diagnosticada hace alrededor de un año.

La urgencia era conseguir Eculizumab o Soliris, producido por el laboratorio estadounidense Alexion Pharmaceutical, y es considerado el remedio más caro del mundo según consignó Las Últimas Noticias, situación que habría generado la negativa del ministerio para asumir la responsabilidad.

Globovisión (cc) | Flickr
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Finalmente -bajo la obligación de la Corte Suprema- el medicamento debió ser adquirido por la institución, pero se demoraba dos semanas en llegar. “Estuve como un año esperando y esperar 15 días más para mí no era tan terrible. Estaba más tranquila”, comentó la beneficiada, pero el proceso no fue fácil.

Su salud se complicó, comenzó a sufrir mareos, vómitos y sudoración. También debieron extirparle la vesícula porque había desarrollado cálculos de hemoglobina producto de la enfermedad.

Afortunadamente el remedio no superó el tiempo estimado, pero si hubiese llegado en el plazo no se hubiera podido administrar. Yerty necesitaba algunas vacunas contra infecciones, cada una a sus debidos tiempos para que hicieran efecto.

El largo proceso culminó este martes, cuando recibió su primera dosis a las 9.30 horas en Oncología del Hospital Clínico de Magallanes. “Más que nerviosa, estaba ansiosa”, confesó. “Me tomaron la presión y estaba un poquito alta para lo que yo habitualmente tengo, pero la doctora me dijo que era normal con toda la ansiedad”.

El procedimiento posterior es parecido a una quimioterapia; le suministraron el medicamento líquido mezclado con suero, para que entrara más fácilmente. El proceso debe durar entre 25 minutos a dos horas (como máximo), pero después debe permanecer en observación.

Hay que estar atento si hay alguna reacción adversa, pero no he tenido ninguna” contó al diario. Yerty debe someterse la próxima semana a otra sesión, pero -por el momento- tiene asegurado los tres primeros meses de un tratamiento que mejorará su calidad de vida de forma considerable.