Sus rivales prefieren perder a jugar contra ellos. Esa es la consigna que mejor podría definir al club portugués Canelas 2010, que está sembrando terror en su país y no precisamente por la calidad de sus jugadores.
Es que el conjunto está conformado por varios de los dirigentes de los Super Dragões, la más violenta barra del Oporto y una de las más numerosas.
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“Sufrimos coacciones, los árbitros están intimidados y no escriben en las actas lo que sucede. Como no llega nada a los comités, nadie actúa”, comentó, según El País, Manuel Gomes, presidente del Grijó, uno de los equipos implicados que además de perder los puntos deben pagar multas de 750 euros por no presentarse al compromiso.
El Canelas 2010, que militan en la liga regional de Oporto, algo así como una cuarta división, se ha hecho conocido por su juego brusco y en extremo violento, con el cual intentan imponerse a sus rivales. Aquí efectivamente el fin justifica los medios.
“Todo esto es una trapallada y nos entristece, pero ahora nuestro objetivo ya es prepararnos bien y ascender”, advierte Fernando Madureira, el capitán del equipo, que dirige también a los Super Dragões.
Las acciones brutales e intimidantes de los jugadores del equipo más temible de la península ibérica se han viralizado en videos en las redes sociales, causando verdadero impacto.
“Están editados de manera tendenciosa. Nosotros jugamos con alma porque el fútbol en estas categorías siempre fue duro, aguerrido y con contacto físico. Esto no es ballet o natación. Hay motivaciones políticas”, señaló Madureira, quien es conocido por el seudónimo Macaco.
Sin embargo, los otros equipos viven en el terror constante, tanto que el club Canelas se puso como líder de la categoría y está a punto de ascender al fútbol profesional de Portugal.
“Los partidos se desarrollan bajo un clima de terror en el campo y en la grada. Ganan en base a amenazas y agresiones a niños de 20 años delante de árbitros y policías que no hacen nada por evitarlo. Comprendo a los colegiados, todos tenemos familia. También a los futbolistas. Nadie es profesional y no quiere comprometerse”, señalo bajo anonimato otro de los dirigentes de los clubes involucrados.