Para muchos el rugby es un deporte violento. El contacto físico y la fuerza empleada por los jugadores para cortar las jugadas incluso puede parecer chocante para algunos, sin embargo, es, generalmente, una actividad donde destaca la nobleza de los jugadores.
Sin embargo, ejemplos como el del argentino Bruno Andrés Doglioli ponen los ojos sobre el deporte y no precisamente por cosas positivas.
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El rugbista fue sancionado con tres años fuera de las canchas luego de cometer una brutal agresión contra una árbitro en medio del partido que enfrentaba a su equipo Vicenza contra el Padua, en la segunda división del rugby italiano.
Doglioli ejecutó un violentísimo tackle en contra de la referí Maria Beatrice Benvenuti, de 23 años, mientras estaba de espalda y supervisaba la acción que ocurría a varios metros de distancia.
El inconsciente jugador sólo se ganó una tarjeta amarilla, lo que es una suspensión temporal durante el partido en este deporte.
Afortunadamente la joven pudo terminar el partido, sin embargo, tras él fue diagnosticada con traumatismo cervical.
Pero la acción no quedaría impune, ya que Doglioli en primera instancia fue expulsado y despedido de su club, y poco después la Federación le impuso la suspensión por tres años.
“Es la sanción más dura de estos últimos veinte años”, precisó la federación italiana de Rugby, según consignó la AFP.