Hace algunos meses Colombia, Sudamérica y el mundo entero quedó conmocionado con el horroroso caso de Dora Gálvez, una mujer de 40 años que había sido violada, quemada y empalada mientras realizaba trabajos de pintura en una casa en la ciudad de Buga.

Los detalles eran escabrosos e incluían entre otros, que Dora había sido obligada a comer fecas y beber orina durante el violento ataque que la dejó en coma y finalmente terminó por cortar su vida.

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Las movilizaciones generadas a partir de la indignación que produjo el caso formó en Colombia un movimiento similar al producido tras el asesinato de Lucía Pérez en Argentina, sin embargo, en las últimas horas el caso ha tomado un giro inesperado y sorprendente.

Según consigna el medio local El Tiempo, el servicio médico legal colombiano determinó que la muerte de Dora Lilia Gálvez se debió a causas naturales, descartando los abusos a los que se aseguraba había sido sometida.

“La causa de la muerte corresponde a la ruptura de un aneurisma de la arteria comunicante anterior“, indica el informe forense que afirma que se trata de una muerte natural.

Por otra parte, también se descartó signos de violencia sexual y cualquier tipo de trauma asociado a ello, asegurando que producto de la ruptura del aneurisma fue lo que la llevó a un estado de hipertensión endocraneana, lo que fue manejado en la clínica durante 22 días, tras lo cual falleció.

Un radical giro en el caso que conmocionó a Colombia luego de que los informes médicos iniciales hablaran de violación, abuso y tortura, cosas que al parecer jamás ocurrieron.