Cómo Kevin Wilson, un asistente de la educación de nacionalidad inglesa y de 22 años, fue identificado el hombre que provocó, mediante una brutal paliza que su ex polola, Malorie Bantala, también de 22 años, el aborto de su bebé que ya tenía más de 8 meses de gestación.

Metro
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Lo peor de este hecho ocurrido en la ciudad de Londres, es que el hombre no actuó solo sino que contrató a un chico de 17 años para hacer aún más espantoso el ataque que por poco provoca también la muerte de la mujer.

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Luego de que Malorie se rehusará a realizarse un aborto la relación terminó y su ex pareja quiso impedir por todos los medios que el bebé naciera, fue así como llegó a este plan criminal y realmente brutal.

‘El momento en que Joel (como había decidido nombrar al bebé) murió dentro de mi, lo perdí todo, literalmente. La vida como la conocía ya no tenía sentido’, declaró la mujer en el juicio.

El día de la ataque la joven estaba precisamente comprando decoraciones para su baby shower, se sentía feliz. Cuando se acercó a su edificio, cerca de las 8 de la noche, desde los arbustos emergieron su ex pareja y su juvenil acompañante que la comenzaron a patear sin piedad, ocultos tras cascos, sin embargo, en medio del dolor y la desesperación por proteger al bebé con uno de sus brazos, lo que lamentablemente no fue suficiente, logró reconocer a Kevin.

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“No tuve tiempo de pensar demasiado porque para cuando me di cuente ya estaba en el suelo. Kevin siguió pateando mi estómago, probablemente unas 4 o 5 veces más y luego lo piso con violencia en dos oportunidades. Entonces le grité a Kevin, le dije que parara, pero continuó pateando mi estómago. Fueron patadas fuertes, duras”, relató la víctima, según consigna Metro.

Tras esto los atacantes escaparon, dejando a la joven tendida en el suelo, a pesar del rápido auxilio de los vecinos, ya era demasiado tarde para el bebé, que ya estaba muerto. Ella además estuvo en riesgo vital por sangramiento interno junto con presentar dos dedos absolutamente rotos, al haber usado su mano como escudo.

“Cuando ahora miro la situación en perspectiva, me pude haber comportado mucho mejor”, dijo escuetamente el acusado en forma de disculpas.

Finalmente el Kevin fue sentenciado a cadena perpetua y su cómplice a cárcel por al menos 10 años con una extención con cauteleras por los 4 años siguientes, por los cargos de ‘destrucción de niños’ y ‘daños físicos graves’.