Un día después del macabro descubrimiento en Austria de 71 cuerpos de emigrantes en un camión abandonado, las autoridades húngaras detuvieron a cuatro personas ligadas a esta nueva tragedia. El hecho ocurrió poco después de que al menos 76 migrantes se ahogaran en un naufragio en el Mediterráneo, tratando de llegar a la Unión Europea desde Libia.
Europa, cada vez más desbordada, intenta resolver una de las peores crisis desde hace décadas por la llegada masiva de refugiados e inmigrantes. “¿Quién va a detener esta locura?”, se preguntaba en portada sobre un fondo negro el diario austriaco Kurier.
Las fuerzas de seguridad austriacas y las húngaras lanzaron una investigación conjunta y Budapest detuvo el viernes a tres búlgaros – el propietario del camión, de origen libanés, y dos conductores-, y a un afgano. Los hombres detenidos son sospechosos de ser los “ejecutores de una banda búlgaro-húngara de tráfico de seres humanos”, según el portavoz de la policía austriaca Hans Peter Doskozil.
La policía austriaca anunció que los inmigrantes muertos son “probablemente” refugiados sirios. “Entre esas 71 personas, había 59 hombres, ocho mujeres y cuatro niños, incluida una niña de entre uno o dos años”, añadió Doskozil.
El portavoz del ministerio austriaco del Interior, Alexander Marakovitz, había explicado, horas antes, que había resultado difícil establecer el número de víctimas debido al avanzado estado de descomposición de los cuerpos. Las fuerzas de seguridad indicaron que la posible razón del deceso había sido la asfixia.