El sábado fue de conocimiento público la detención del guardia del Colegio Bautista de Temuco, Javier Cofré Ferrada (44), quien es el único acusado por el crimen de la psicóloga estadounidense Erica Hagan (22), ocurrido la madrugada del 6 septiembre.
Este no volverá a la libertad, al menos durante tres meses, ya que fue imputado por el Ministerio Público por homicidio calificado e incendio, por lo que se solicitó la prisión preventiva mientras dure este proceso judicial. En caso de ser declarado culpable, Cofré quedaría tras las rejas de manera permanente.
Además de dictar esta medida, se entregó la versión hipotética de cómo habrían ocurrido los hechos.
Se cree que este hombre entró por una puerta lateral del inmueble, donde se encontró con Erica Hagan desnuda y a punto de tomar un baño de tina.
Cofré habría forcejeado con ella, hasta lograr reducirla. Luego la golpeó tres veces en la cabeza con un atizador -objeto de fierro utilizado para controlar el fuego- y la lanzó boca abajo hacia la tina llena de agua caliente.
También se le acusa de haber intentado quemar distintos dispositivos electrónicos de la joven en la estufa de su departamento, sin éxito.
La familia del imputado asegura que él es inocente y están dispuestos a mostrar su rostro, ya que insisten que existe dinero y poder detrás de esta historia.
Cofré trabajaba como vigilante en el Colegio Bautista de Temuco desde hacía dos meses y el día del asesinato advirtió en el libro de novedades la presencia de un extraño en el departamento de la joven. Sin embargo, las investigaciones de los detectives lograron establecer que era un reporte falso, pasando a ser uno de los principales sospechosos.
La prueba que aparentemente lo inculpa: el hallazgo de sus huellas en un atizador de fuego. Además, la policía encontró unos zapatos con indicios de sangre.
Esta joven profesional llegó desde Estados Unidos el 28 de julio para cumplir con una pasantía, gracias a un programa de intercambio entre su universidad, Georgetown College, y el establecimiento temucano.
Erica alojaba en un departamento en las cercanías del colegio, facilitado por esta institución; fue el mismo inmueble donde su cadáver fue hallado adentro de la tina. El imputado justamente se encontraba de turno la noche del crimen.